t r e s

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"¿No me quiere ya?" Esa pregunta bailaba en mi cabeza una y otra vez, sin respuesta alguna.



Brooke.

Cuelgo rápidamente cuando oigo la puerta principal porque sé que han llegado. Mis padres ya están aquí, les oigo hablar con alguien que parece ser un adolescente.

"Brookequerida, baja" oigo decir a mi "adorada" madre.

Escondo rápidamente mi móvil antiguo, con el cual he hablado con Chris hace menos de un par de minutos. Me siento fatal, me ha dicho todo eso y... yo le he colgado. No lo he hecho porque quisiera pero me siento muy mal. Debe pensar que ya no le quiero o algo por el estilo. En cuanto pueda hablaré con él.



Chris.

Mi madre se asoma por la puerta del salón y me mira.

–¿Estás bien? –me pregunta, a lo que yo niego.

–Me ha colgado, mamá –digo sin más.

–Tendrá sus razones Chris, ya la conoces. No te hubiese colgado si no fuera necesario.

–No sé, mamá –suspiro.

–Mi niño –se sienta a mi lado y me acaricia la cabeza, como cuando era pequeño.– Todo va a estar bien tarde o temprano, te lo prometo –me besa la cabeza.



*****



–Que no quiero ir, tío –suspiro cansado de decirle lo mismo todo el rato.

–Vamos Chris, ven a la fiesta, va a ser pequeña –me repite por décima vez.

–Si, claro, eso dices siempre.

–Esta vez no será igual, somos unos cinco chicos y otras cinco chicas, ya sabes.

–Pues que disfrutes de tu trío, William –le digo, colgándole al instante.



Brooke.

No puede ser. No me creo que me esté pasando esto. ¿En qué momento de mi vida llegué a esto? Bueno, mejor dicho, en qué momento dejé que me hicieran esto.

No me puedo creer que mis propios padres me arruinen la vida día tras día, arrebatándome pedazo a pedazo toda gota de felicidad que tengo. O mejor dicho, tenía.

Quiero volver con Chris, es lo que más quiero ahora mismo. Volver a estar cerca de él, abrazarlo cuando está mal, besarlo después de que haya comido chocolate haciendo que su boca sepa a este, aconsejarlo cuando lo necesita, apoyarlo en todo lo que hace y sobretodo, amarlo.

Pero en cambio, aquí estoy, cenando con mis padres a los que tanta repulsión tengo, y con mi nuevo "novio", al cual no conozco de nada pero eso a mis padres no les importa. No me puedo creer que estén hablando de semejantes tonterías como de nuestra futura boda. Sí, boda. Quieren que me case con alguien que no conozco de nada, sólo porque el imbécil de mi padre es amigo del suyo y la familia de este tiene mucho dinero. Ah, y sin olvidar que vio una foto mía en el escritorio de mi padre y le parecí, según él "la chica más preciosa que ha visto jamás" y cómo no, soltó la frase clave "no me importaría casarme con ella", por la cuál estoy en esta mierda. Mierda que se convierte en más mierda si me acuerdo de que ha pasado casi una semana y aún no he podido hablar con Chris. Nada. Ni siquiera he podido mandarle un mensaje, debido a que no me dejan un segundo sola. Seguro que él estará con alguna otra tía, ya que pensará que no lo quiero, cuando claramente, no es así.



*****



Me miro al espejo por última vez antes de salir de mi habitación para ir a un estúpido día en familia con mi padre, mi madre, Dylan y sus padres. Sí, mi padre dice que ya son como de la familia y Dylan le sigue el juego diciéndole cosas como "suegro" y todo eso. Pero lo peor de todo es que sus padres me dicen cosas así también a mí. Ew. Que asco.

–Buenos días, preciosa –dice Dylan, como siempre, sonriente.

–Buenos días –digo sin más, sentándome a desayunar.

–Te he hecho el desayuno, espero que te guste –me sonríe, de nuevo– lo he hecho con todo el cariño del mundo –me besa la mejilla, cosa que yo ignoro y empiezo a comer.


Me siento mal tratándolo de esta manera. Tengo que reconocer que Dylan es un encanto, me trata muy bien y la verdad, es bastante guapo. Si no fuera porque estoy enamorada de Chris, y porque tengo que estar con él a la fuerza, hasta podría de llegar a gustarme.


–¿Tú no desayunas? –lo miro y su sonrisa se ensancha al ver que le hablo, lo que hace que me sienta peor.

–Oh, sí, sólo te estaba esperando –me sonríe de nuevo y se sienta enfrente de mí.

Terminamos de desayunar y él recoge todos los platos. De verdad que es todo un caballero.

–No hace falta que hagas eso, Dylan –me mira– hay servicio en casa, no es necesario.

–No me cuesta nada –me sonríe.


¿Cómo puede estar tan contento? Lo están obligando a estar conmigo. Vale que le haya gustado, pero esto ya no es normal. Suspiro y me levanto de la mesa cuando termina y me ofrece la mano, la cual yo ignoro, haciéndole reír y me dirijo hacia la entrada con él siguiéndome por detrás, donde ya están todos esperándonos.

¿Cuándo terminará todo esto? 

panic » chris schistad [skam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora