C A T O R C E

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Las manos de David dejaron de tocarme y sentí su cuerpo lejos del mío antes de escuchar un fuerte golpe. Abrí los ojos. Había una iluminación tenue que venía desde la puerta abierta, ¿David dejó la puerta sin seguro? pensé unos momentos. Lo único que veía eran dos sombras golpeándose. Estaba en estado de shock y drogada, aunque mis músculos me suplicaban levantarme y correr. Pedir ayuda. David y la otra sombra se matarían si seguían golpeándose así. 

Hice un esfuerzo y con mi mano busqué cualquier cosa que se sintiera como un lámpara, para poder ver. David y la otra persona estaban gritando pero no podía entender muy bien lo que decían. La luz se encendió de pronto y mi vista se fijó en la puerta, donde la chica de tez morena que reconocí como Olivia y otro chico estaban parados, con sus miradas perplejas en la pelea. Acordándome de la pelea, yo también volteé. Vi el momento en el que David lanzó su puño contra la quijada del otro chico, creando un sonido horroroso. 

Luego vi a Matthew respondiendo con un puño hacia la nariz de David. Rápidamente, el chico al lado de Olivia se acercó hacia ellos dos y Olivia se acercó hacia mí. 

—¡Oh, Audrey! Lo siento tanto...—sollozó mientras tomaba mis manos—debí advertirte pero no pensé que pasaría algo como esto, ten.—me tendió algo y reconocí mi abrigo en sus manos. Cuando vio que no reaccionaba, ella misma lo usó para tapar mi cuerpo.—De verdad lo lamento tanto ¿te... te hizo algo?—preguntó cautelosamente y yo me limité a verla y negar lentamente, bajando la mirada. 

—¡Suficiente!—el chico rugió ferozmente mientras se paraba entre Matthew y David. Éste último, quien tenía sangre escurrida por la nariz y el labio, escupió en dirección a Matthew. Parecían haberse calmado algo ya, pero yo seguía en shock. Tenía tantas ganas de levantarme y golpear tantas veces a David, pero seguía sin tener tanta energía. Demonios. El chico tomó a David del brazo y lo arrastró hasta que estaban fuera del cuarto. Olivia tomó mi mano y la apretó.

—Te puedo llevar a casa si quieres,—ofreció en un tono amigable—ya son casi las tres de la mañana.—explicó. Le había dicho a Brielle que iba a pasar la noche en la casa de Deborah - producto de mi imaginación - y sabía que la casa tendría la alarma nocturna activada. Tragué saliva, no tenía lugar donde pasar la noche ¿en qué estaba pensando? 

—Yo puedo llevarla, Liv. Es mi vecina—la voz de Matthew hizo que las dos lo volteáramos a ver, me había olvidado de su presencia totalmente.

—¿Qué? ¿Crees que la dejaré irse sola con otro hombre?—respondió sorprendida, Matthew la vio con una cara indignada, Olivia soltó un suspiro—No lo tomes personal... Matt. Sé que no pretendes nada malo, pero no creo que Audrey se sentiría cómoda estando sola con un hombre otra vez.—Vi a Matthew, quien ya tenía sus ojos sobre mí. Olivia tenía mucha razón, pero en estos momentos lo único que quería hacer era abrazarlo y decirle cuánta razón tenía sobre mi carácter ingenuo y estúpido, después de darle las gracias innumerables veces. 

—Está bien, Olivia. Creo que estaré bien—me vio con una cara extraña, como si me hubiera vuelto loca—Gracias por tu ayuda,—le aseguré. Después de unos  momentos asintió y me ayudó a levantarme de la cama. Matthew se acercó igual y ahora los dos me ayudaban a ponerme de pie. 

Una vez en el camino, tenía la frente pegada en la ventanilla del auto de Matthew, pensando en nada y todo a la vez. Sentía una tensión extraña, aunque me lo esperaba, por la pequeña discusión que habíamos tenido el día anterior. Quería decirle tantas cosas pero no econtré nada de energía restante en mi cuerpo y cerré mis ojos. 

...

El auto se detuvo enfrente de la casa de Matthew, pero él no salió del auto ni dijo nada. Me tallé los ojos cansada, pero ya no me sentía tan débil. El auto marcaban que eran las tres y media. 

—Le dije que a Brielle que pasaría la noche afuera,solté finalmente. 

—¿Quieres quedarte?—murmuró. Cuando levanté mi vista, ya me estaba viendo. Asentí.

—Tenías razón...—dije suavemente, Matthew levantó una ceja.—Soy una estúpida e ingenua, agh—llevé mis manos a mi cabeza y jalé mis cabellos—No puedo creer que pasó eso y—

—Audrey. Tranquila, no tenemos que hablar de esto ahora. Creo que sería mejor si descansas un poco,—dicho eso salió del auto y abrió mi puerta.—Mis padres estarán dormidos, así que no podemos hacer mucho ruido.—asentí y salí del auto. 

Nunca en mi vida había estado en la habitación de un chico, pero creo que hemos dejado en claro que nunca en mi vida me habían pasado tantas cosas y he aquí mi vida. Tragué saliva. Matthew carraspeó un poco antes de decir: 

—¿Quieres que-que te preste algo de ropa? No sé si estarás cómoda con tu vestido. 

—Gracias.—susurré. Asintió y se dirigió a su clóset para sacar un par de playeras y pantalones de dormir. 

—Puedes pasar al baño para cambiarte si quieres,—se rascó la nuca. Intenté sonreír y pasé al baño, el cual olía a loción para hombre. Miré mi reflejo; tenía un tono rojo cerca de mi mejilla, donde David había golpeado, y mi cara se veía más cansada que nunca. Si pudiera borrar esta noche de mi memoria, lo haría sin pensarlo dos veces. El sonido del cierre de mi vestido me trajo malos recuerdos, y supe que nunca más podría usar el regalo de Brielle si no quería recordar una y otra vez. La playera de Matthew era suave y fresca, lo cual agradecí porque el calefactor estaba encendido, me llegaba hasta los muslos e imaginé que a Matthew le quedaría grande también. Los pantalones de dormir quedaban un poco flojos, pero el listoncillo sirvió para mantenerlos alrededor de mi cintura. 

Cuando salí del baño, Matthew estaba acomodando unas almohadas y cobijas en el suelo. Volteó a verme y sonrió.—¿Todo bien?—asentí—Bien, puedes quedarte con la cama, yo estaré aquí abajo.

—No te preocupes, yo puedo quedarme en el suelo, es tu cama después de todo—expliqué pero el se quedó negando.

—Créeme, yo estaré bien. Necesitas descansar mucho más de lo que un suelo de madera puede ofrecer.

—¿Y tú, no estás cansado?—pregunté, viendo su tan familiar cara con moretones.—Creo que necesitas descansar mejor de lo que un suelo de madera puede ofrecer.—repetí sus palabras. Me senté a un lado de la camay respiré hondo—No quiero ser la razón por la que despiertes con la espalda dolorida...—Matthew sonrió con mis palabras, tosí un poco—tu cama parece estar muy grande.—tragué saliva, queriendo esconderme debajo de las cobijas—Es decir, creo que podemos compartir sin tener que necesariamente compartir cama, ¿me doy a entender?—empecé a hablar nerviosamente, rascando mi brazo. Matthew rió por lo bajo.

—Bien,—se levantó pero luego paró en seco—segura que... ¿no estarás incómoda? Ya sabes por... lo que pasó.

—Supongo que tú no eres David—dije al punto de estremecerme—Además, confío en ti, eres mi amigo desde el primer día.—sonreí tímidamente. El asintió y regresó las almohadas a la cama. Tomé un par de ellas y armé una barrera que partía la mitad del colchón—Solo para estar seguros.—reímos un poco y Matthew apagó la lámpara sentada en su mesa de noche.

—¿Matthew?—pregunté esperando a ver si se había dormido.

—¿Hm?

—Gracias por todo.

El Caso De La Familia RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora