11. Tú voz es hermosa

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Narra Agustín

Ha pasado una semana desde que estoy saliendo con Carolina. Han sido los mejores días, cada vez me enamoro más de ella. Es lo que siempre estuve esperando en mi vida.

Cada segundo, cada minuto, cada día que paso con ella es aún mejor que el anterior. A parte que me llevo bien con su familia.

Sin duda Carolina es la persona con la que quiero compartir cada momento.

Su sonrisa, su mirada, cada gesto me fascina. Llevaba varios minutos viéndola detalladamente mientras hablaba. Estábamos en su habitación.

-¿Me estás escuchando Agus?- dijo sacándome de mis pensamientos. Los últimos minutos me perdí de la conversación.

-No. Lo siento, ¿que me decías?- dije prestándole atención.

-¿En que pensabas?- dijo alzando una ceja.

-En lo mucho que me encantas.- dije sonriendo. Ella levantó la mirada y sonrió.

-¿En serio?- dijo alzando una ceja.

-Si. Aunque te confieso algo, hay otra chica que me gusta.- dije susurrandole en su oído.

-¿Que?- dijo casi gritando.

En estos días descubrí que otro de mis pasatiempos favoritos es hacerla enojar.

-Si y da la casualidad que la conocí en el mismo lugar y de la misma forma en que te conocí.- dije con seguridad. 

-¿Cuando la conociste? ¿Te gusta mucho?

-La conocí hace dos días y me encanta.

Ver los gestos que hacía me encantaba. Con lo último que dije su entrecejo se fruncio al igual que sus labios. Estaba a punto de soltar una carcajada.

-¿Por qué no me lo habías dicho?- dijo molesta.

-Porque no hay tal chica.- dije riendo.

-No es gracioso Agustín.- dijo aún más molesta.

-¿Estas enojada?- dije llevando una mano a su mejilla para acariciarla.

-No me hables.- dijo quitando mi mano de su mejilla.

¡Vaya! Parece que hoy si se enojó.

-Caro, amor...- dije tiernamente. -Dale, sólo estaba bromeando. ¿Me perdonas?- dije poniendo cara tierna para después pegarme en la frente.

En ocasiones se me olvida que Caro no puede ver, pero es que no lo parece, ella puede hacer muchas cosas.

-No.- dijo sería. Deje que pasaran unos minutos para ver si así se le pasaba el enojo.

-Amor, ¿ya me perdonaste?- dije volviendo a acariciar su mejilla.

-No.- dijo igual de sería.

-Tendré que hacer algo para que me perdones.- dije en tono divertido.

-Un beso no lo arreglará.

-¿Quien dijo que era un beso?- dije riendo.

Lleve mis manos a su abdomen y comencé mi guerra de cosquillas. Caro cayó a la cama mientras reía descontroladamente. Trataba de hablar pero no podía, ambos estábamos riendo.

-Agus...- dijo sin dejar de reír.

-¿Ya me perdonaste?- dije sin parar de hacerle cosquillas.

-Si.- dijo con su respiración entrecortada.

Pare mi guerra de cosquillas y me quede viendola, no me había dado cuenta que tenía mi cuerpo encima del suyo. Lleve mis manos a sus mejillas y me acerqué a depositar un beso en sus labios.

Amor Verdadero |COMPLETA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora