A principios de Enero.
-¡Eh, cuidado por donde vas! - comenzó a gritar.
-¿Yo? Deberías tener cuidado tú, ¡casi me matas!
-Me llegas a haber aruñado un poco el coche y te denuncio. - en ese momento la mirada de esos dos se cruzaron por primera vez.
-¡Te debería denunciar yo a ti, por intento de asesinato! - sin embargo ella, no dejaba de gritar.
-Ehh... lo siento. - bajó la mirada algo nervioso, ¿por qué le pasaba eso? Aquellos profundos y bellos ojos verdes le habían cautivado, lo habían hecho calmarse y quedarse embobado.
Tras eso, la chica se fue molesta, deseando no volverlo a ver nunca más, aunque esa no sería la última vez que vería a aquel hombre.
****
-¿Y qué hiciste después de eso?
-Me largué. ¡No me iba a quedar esperando como una tonta que me volviera a gritar!
-Pero te pidió perdón...
-¿Y qué? ¡CASI ME MATA!
-Dime una cosa, ¿te fijaste en él?
-¿Yo? Para lo único que lo miré fue para que notara mis ganas de asesinarlo. - en se momento le tembló la voz y quedó descubierta.
-Eso no te lo crees ni tú. - dijo riendo - Era guapo, ¿a qué si? Venga Hari, te conozco.
-¡No! Era horrible, tenía una cara feísima, ¡te lo juro!
-¿Ah si? Entonces tenía una cara bastante bonita. Sé interpretar lo que dices, amiga.
-Vale Clau, piensa lo que quieras, me voy. - y se marchó molesta y dejandola con la palabra en la boca.
Haridian se fue de la casa de su amiga Claudia, pensando en el bochorno que acaba de pasar. Sin ninguna duda a su amiga no se le escapa ni una; se había fijado en aquel hombre, era cierto, y era bastante atractivo, con algo especial, y en ese momento, se dio cuenta que volvería a repetir el momento solo para volver a verle, aunque esta vez si la matara. Y con ese pensamiento, siguió caminando por la calle y riendo sola.
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Llevaba todo el día pensando en aquella chica que casi atropella, y en sus lindos ojos verdes. ¿Cómo se llamaría? ¿Y cuántos años tendría? No, no... No le podía estar pasando esto. Parecía una cría, y encima chillona. Dios, como chillaba, pero era tan preciosa. Esos ojos verdes le quedaban demasiado bien con aquel pelo castaño claro, y bastante liso. Tenía unos labios finos, delicados, pero perfectos. Lo que daría por besarla... Y ese pensamiento despareció de un plumazo. Estaba algo incómodo con aquella situación, se había fijado en una chica la cual casi atropella y que seguro que le odiaba. Sin duda, aunque la volviera a ver, no tendría posibilidades. Y después de ese pensamiento arrancó el coche y se fue a su casa, donde le esperaba el ser que más adoraba, un precioso cachorro de labrador al que mimaba más que a nada ni nadie.
-¡Hola! ¿Me has echado de menos, eh? - el perro le demostraba todo su amor lamiendole la cara. - No por favor, no hagas eso. - y pasaron así un rato, riendo y jugando. - ¿Sabes qué? Hoy casi atropello a una chica preciosa, tan maravillosa, nunca había visto nada igual. Pensaba que no existía nadie mejor que Esther, pero ese aire adolescente y esa locura que desprendía la hacían única. Nunca creí que existiera tal criatura en el mundo... Y seguro que ya tiene a algún macarra que la cuide y la proteja... ¿Pero por qué digo estas cosas? Me estoy volviendo loco, de verdad...
-Sí hermanito, te estás volviendo loco. - le dijo entre risas aquella chica.
-¿Y tú que haces aquí, cómo entraste?
-Soy tu hermana, y esta casa es de papá. - dijo con una sonrísa pícara.
-Esta casa es mía, y no eres mi hermana.
Pasó un largo rato discutiendo con aquella chica de ojos castaños y un largo cabello rubio, sobre si se iba o se quedaba. La verdad que era bastante guapa, unas caderas que definian más su cuerpo, y unas piernas muy bonitas, y Sergio jamás nunca pudo evitar temblar con tan solo su presencia.
Y es que la deseaba más que a cualquier otra mujer que amara. Su hermanastra había aparecido de imprevisto, para no variar, y Sergio molesto, llamó a su padre, quéjandose de aquella chica que le hacia la vida imposible cada vez que aparecía.
Después de un rato, se calmó por la amarga sorpresa de encontrarse con Lucía en su casa, y volvió a recordar a aquella chica. Se estava volviendo loco, y no podía evitarlo. Lo había conquistado con solo una mirada. Aquella chica no era como Lucía, era tan bonita como ella o incluso más, pero tenía algo que la hacía tan delicada, algo que solo le permitía pensar en besarla delicadamente, y hacerle el amor suave y lentamente. Sin duda aquella chica era la más hermosa que había visto nunca, y si la tuviera con él en un cuarto sola, la abrazaría hasta que se durmiera, en sus brazos.
Era incapaz de pensar en otra cosa, quería volver a verla y ver como reaccionaba con su presencia, si lo odiaría o le era indiferente. Quería algo que lo animara a conquistarla, algo que le proporcionara esperanzas, algo que hiciera que lo diera todo y no se arrepintiera de nada.
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Sé que está algo flojo de principio, pero el próximo traerá todo el principio de golpe y espero que sea más largo hahaha, un besito!!!
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Afortunada Coincidencia
RomanceY jamás nadie pudo reemplazar todo lo que aquel hombre sintió por esa chica, bueno, mejor dicho, aquella mujer, porque sin duda, aquel año cambió completamente; dejó de ser una joven adolescente alocada, para convertirse en toda una mujer.