Primer día; en el avión.
¡Hola! La verdad, me parece un poco estúpido escribir un "diario" con casi 20 años, pero bueno, Claudia prácticamente me ha obligado, objetando que necesito sacar todo dentro de mi, que así quizás resuelva mis dudas y averigüe por fin quien es el elegido.
Ahora mismo estoy en el avión, viendo las nubes por debajo de mi. Nunca se lo había dicho a nadie, pero siempre me ha encantado viajar en avión. Me siento libre, como un pájaro, teniendo el cielo casi a mi alcance, o más bien, compartiendo el aire ahí arriba, donde las cosas son más bonitas. Desde tantos kilómetros de distancia se ve todo, o no se ve nada, todo depende de que punto lo veas, con que ojos, con que corazón.
Y aun que parezca una tontería, yo siempre miro a mi alrededor intentando buscar algo que se convierta en parte de mi. Por ejemplo, me gustaría ver una nube que para mi tuviera un significado especial, que cuando yo la viera supiera que representa, que sea mi secreto, sólo mío.
Y eso hago en estos instantes; paro de escribir para mirar a mi izquierda, y ver todo ese cielo azul y todas esas nubes casi al alcance de mi mano, desde la ventana.
Acaban de anunciar que en poco más de veinte minutos aterrizaremos. No quiero bajar de este avión. No quiero bajar de mi propia nube, de mi propio cielo; quiero seguir soñando con vivir allí arriba, donde todo es más hermoso.
Me despido, pero solo por ahora. Tal vez Claudia tenga razón y esto es lo que necesito.
***
Acabo de llegar al hotel. ¡Esto es fantástico! Es precioso, tanto por fuera como por dentro. La habitación es enorme, muy enorme. Y aun que esto me deprime un poco, ya que voy a estar sola en la habitación, me siento en paz. Me transmite todo lo que necesito; calma, tranquilidad, bienestar, confort, ¡todo lo necesario para estar de buen humor!
La cama es grandiosa, y aun que al principio siento deseos de compartirla para que no se me haga tan grande, huyo rápido de esa idea. No es la mejor solución para responder mis preguntas ni solucionar mis dudas. No señor.
Tiene un pequeño balcón que da a la piscina y también da vistas al mar. ¡Esto es maravilloso, y que nadie lo ponga en duda! Aquí se está de puta madre, y lo siento por la palabra, pero es la verdad. Es un sitio hermoso, muy paradisíaco. Desde aquí puedo ver como hay muchas parejas, pero también hay grandes grupos de chicos. Eso sí, solo veo mujeres acompañadas; ninguna sola, ninguna sin compañía.
Claudia ya está molestando. Esta tocando sin cesar en la puerta, pidiendo, o bueno, mejor dicho, exigiendome, que mueva mi gran culo y le abra. Esta chica no tiene remedio.
Después, o cuando tenga tiempo, volveré a escribir lo maravilloso que es este sitio, por ahora voy a abrirle a ese monstruo que toca mi puerta y prefiero guardarte y que no te vea. No pienso aguantar sus comentarios de; "ves, tenía razón", "¿con qué no ibas a escribir esa mierda, no?" y muchos, muchos más.
Bueno, me marcho. Aquí es de noche y la niña quiere salir a cenar y dar un paseo para visitar la zona. ¡Hasta otra!
¿Desde cuándo la gran Haridian escribiría un diario? Vamos, cuenta más, pequeña. Resuelve nuestras dudas.
Hay más; no lo pienso y sigo leyendo con la esperanzas de que ahí estén escritas todas las respuestas.
Segundo día; ¡Sorpresa!
¡Hola, "querdísimo diario"! Tengo bastante cosas que contarte. Hoy he ido a la playa; se me han acercado muchísimos chicos, diciendome lo bonita que soy, si les concedería una cita y muchas cosas más que no recuerdo.
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Afortunada Coincidencia
RomanceY jamás nadie pudo reemplazar todo lo que aquel hombre sintió por esa chica, bueno, mejor dicho, aquella mujer, porque sin duda, aquel año cambió completamente; dejó de ser una joven adolescente alocada, para convertirse en toda una mujer.