Capítulo 14 - Te quiero a ti

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Me eché a correr como si fuera lo último que hiciera en mi vida. Corrí y corrí al máximo que mis piernas aguantaban.

Y corriendo saqué mi móvil y le mandé un mensaje; «Eres tú al que quiero.»

En pocos minutos me contestó y mi corazón se disparó, ¿cómo podía ponerme así por un simple mensaje? «Eres tú la única de mi vida, princesa, te quiero.»

Me paré. Tenía que hacerlo, me estaba muriendo. Llevaba cerca de media hora corriendo sin parar, pues la adrenalina me había subido de una manera impresionante.

Me senté en un banco, y ahí le contesté. «¡Quiero verte!»

No sabía que hacer, mi corazón estaba latiendo cada vez más rápido y estaba bastante alterada.

Vi un bar cerca de donde estaba y entré a comer algo, lo necesitaba. 

Estaba entrando cuando me entró otro mensaje; «Iría al fin del mundo con tal de tenerte entre mis brazos ahora mismo.»

Con el corazón en el puño entré y me senté. Quería contestale cuanto antes pero no quería parecer una desperada. 

Una vez me relajé, le contesté de nuevo; «Yo también lo haría... ¿Podemos vernos, ahora?»

Un camarero vino y después de mirarme de arriba abajo, me sonrío y me preguntó que iba a pedir. 

Después de decirle que quería un batido de fresa y un croassant, se marchó sonriendome. 

Observé el móvil y vi un nuevo mensaje. Las manos me temblaban, pero no vacilé y lo abrí; «Dime donde, hora, y ahí estaré, princesa.»

Una amplia sonrísa apareció en mi cara y enseguida le dije el lugar y la hora.

Estaba tan nerviosa, me sentí como una primera cita, como si fuera esto lo más especial del mundo, pero ahora que lo pensaba, si era lo más especial. Era él, ese hombre que solo hace falta mirarlo a los ojos para saber que me quiere, y solo hace falta ver mis manos temblando para saber que un simple roce me hace subir al cielo.

Me perdí en mi subconciente, haciendome miles de preguntas, unas con respuestas y otras sin ellas. Estaba ahí, decidida a todo; este era mi momento, el momento de ser feliz de una vez por todas. Seguía pensando en ese hombre que me roba el aliento con simples palabras hasta que el camarero me interrumpió trayendome mi comida.

- Buen provecho, señorita. - me dijo con una gran sonrisa.

- Muchas gracias. - le dije devolviendole la sonrisa.

- Perdone mi atrevimiento, pero, ¿podría decirle su nombre a un simple camarero? - me eché a reir.

- Tuteame, por favor, y claro que sí, ¿por qué no? - le sonreí - Me llamo Haridian, ¿y tú?

- Yo soy Lucas, encantado. - y me dio dos besos.

- Encantada, Lucas.

- Bueno, me retiro, pero por si quiere saber de mi... - y con otra gran sonrisa se marchó dejandome un papel sobre la mesa que ponía su número de teléfono y un «Eres preciosa, ¿lo sabías?» 

Descarado, pero encantador. Le dediqué una tierna sonrisa y me dispuse a comer.

***

Me había dicho que era a mi a quien quería, ¿acaso estaba soñando?

Me sentía feliz de que le haya dicho pues nunca lo había hecho. Siempre se contuvo a decirme esas cosas y hoy, me había dicho que me quería.

Quería escucharlo de sus labios, pero solo de pensarlo un escalofrío recorría toda mi espalda.

Afortunada CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora