III. La otra cara de la moneda

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Todas las personas llevan sus vidas como pueden. Todas las personas sufren, son felices, viven aventuras, tienen amigos, una familia. Todo esto sucede de forma paralela. Miles de cosas diferentes en un mismo tiempo. En un lugar del mundo habrán personas llorando a lágrima viva porque un pariente muy querido falleció, mientras que en otra parte de la ciudad, hay personas celebrando un nacimiento. Mientras una chica llora por el rechazo del chico (o chica) que le gustaba, en algún otro sitio una feliz pareja anuncia su compromiso. Todos llevan su vida como si no existiera nadie más que ellos y sus conocidos, como si en el mundo no hubiera más problema que los suyos propios.

Así pues, mientras en una lujosa mansión ubicada en la zona rica de California un chico llamado Golden Freddy desayunaba waffles con miel en un solitario comedor gigantesco, en otra parte, en un sitio más humilde, en una casa de dos pisos pintada de azul cielo con un techo más oscuro, había otro chico preparando su presentación frente a toda una clase ante el espejo de su habitación. El nombre de ese chico es Freddy Fazbear.

Ese día era un día especial, tanto para Freddy como para su madre. La señora Fazbear canturreaba alegremente su canción favorita mientras preparaba el almuerzo de su hijo, mientras Freddy continuaba repitiendo en voz alta, lo bastante alta para que quedara bien grabado en su memoria, las palabras que debía decir cuando llegara a su nueva aula. Sobra decir que ambos estaban muertos de los nervios, y no era para menos. Era un día muy especial; ese era el primer día de Freddy en su nuevo instituto.

En cuanto el chico oyó hablar por primera vez de la escuela Five Night's At Freddy's High School (un nombre bastante extraño para una escuela, pero bueno, su director, Scott Cawthon, era conocido por ser un hombre excéntrico) quedó encantado con la imagen que había formado de ella en su cabeza. Según logró averiguar su madre, era una de las escuelas más prestigiosas de la ciudad. Contaba con numerosas aulas desperdigadas a lo largo de todo el terreno, una biblioteca, un laboratorio de ciencias y bastantes clubs entre los que su hijo podría elegir si deseaba tener puntos extra. También tenía un patio bastante grande, aunque los estudiantes no tenían permitido ir allí dentro del horario de clases. El uniforme, consistente en una camiseta blanca de manga corta, pantalones azules y zapatos oscuros, era sencillo, salvo por la molesta corbata roja que Freddy no sabía atar. Y la azotea era un lugar terminantemente prohibido para los alumnos. Los profesores eran conocidos y competentes, y se sabía de más de un trabajador respetable que había acudido a esa escuela en sus años de adolescencia. Helen Fazbear, la madre de Freddy, estaba segura de que su hijo viviría unos buenos años en ese lugar.

En realidad no estaba planeado que Freddy se cambiase de instituto, pues el anterior tampoco estaba mal. También era conocido, tenía buenos profesores, una biblioteca más grande que la del nuevo y una cafetería al aire libre. Sin embargo, Freddy ya no podía estar allí. Ya no podía estar allí ni en ninguna otra escuela por los alrededores, porque los rumores eran rápidos y lo último que Helen quería era que su niño otra vez sufriera acoso por parte de sus compañeros en su nuevo instituto por culpa de los chismes. Si quería que Freddy empezase de cero, debía buscar un lugar que nunca haya oído hablar de Freddy Fazbear, el loco chico que lanzó a uno de sus compañeros por las escaleras por ganarle el puesto de cantante en la obra escolar. Claro que Freddy no tenía la culpa de esto, y eso todo el mundo lo sabía. Fue por eso que empezó el acoso.

"No se acerquen a él. Es un raro. Está loco. Dicen que lo vieron saliendo del psiquiatra hace dos días. Es un monstruo..."

Esas y más cosas flotaban por los pasillos cada que Freddy pasaba por estos, como si la simple presencia del chico fuera fuego para encender la pólvora de la bomba de los chismes. Las palabras a sus espaldas no fueron lo único que recibió, tras el incidente. Luego de que Jack (el chico a quien "Freddy" había empujado por las escaleras por mera envidia) regresase del hospital con un brazo enyesado, empezaron a llegar las notas. Todas decían lo mismo.

Sinfonía de lluvia en abril  ➵  FNAFHS. [Golddy's Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora