VIII. Sinfonía heroica

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Antes que nada... Capítulo dedicado a PudinTime_45.

—¿Estrella fugaz? ¿Estás bien?

Freddy parpadeó. Vaya. Por unos segundos, se había olvidado completamente de dónde estaba, y con quiénes, y qué hacía allí. Había olvidado todo en una milésima de segundo y lo recordó poco después, sólo con aquella pequeña pregunta por parte de su compañero de banda, Golden. Al parecer, se sumió demasiado en la canción de la muchacha rubia. No pudo evitarlo. Era de la banda rival, pero tenía una voz preciosa. Era dulce, y el sentimiento con el que cantaba era impresionante. Freddy nunca había oído a alguien cantar de esa manera, como si se hiciera uno con la canción durante un par de minutos. Nadie salvo Golden. Pero tampoco podía compararlos. La rubia era la vocalista de una banda de instituto que seguramente ganó varios concursos, porque restregaban su talento frente a ellos como profesionales. Golden, en cambio, era un cantante de verdad, que daba conciertos, filmaba discos y todo eso. No podía comparar el sentimiento de una novata con alguien experto.

Aún así, no negaba que, si le dieran a elegir entre el modo de cantar de los dos rubios, sin duda elegiría a Golden. Le gustó la forma de cantar de la chica, y llegó a identificarse con la letra de la canción en varias partes, pero la de Golden... Era especial. Nunca ninguna canción le había tocado tanto el corazón hasta el punto de sacarle lágrimas. Nunca ninguna canción lo hizo sentir como aquella, como si toda la letra de la canción estuviera dedicada a él, aunque sabía que era imposible. Seguro, si Fred estuviera despierto se burlaría de él por pensar algo así. Nadie le dedicaría algo tan bello jamás, y eso era algo que su personalidad le recalcaba todos los días. No a menos que fuera realmente dedicado al de pelo negro y no al castaño. Era un pensamiento deprimente, pero después de tanto tiempo sin recibir absolutamente ninguna muestra afecto que no fuera por parte de su madre, Freddy empezaba a pensar que era verdad. Al final, la gente que lo quería de manera amorosa sólo lo hacía por Fred. Él era la verdadera sombra.

Por lo menos, cuando Golden cantó, tuvo la impresión, durante un par de minutos, de que era especial para alguien. Incluso si la canción no estaba dedicada a él, le permitió sentirse así, y eso era algo que apreciaba. Además, la voz de Golden era la más bonita que hubiera escuchado en su vida. Tanto, que no podía evitar estremecerse cada que la oía. Era suave, con un toque rasposo, y hablaba de una manera ronca y lenta. A cualquier chica le darían escalofríos con sólo escucharla... Y eso era algo vergonzoso, porque él mismo tampoco podía evitar estremecerse con ella. Quería creer que también podía causar esa clase de efectos en los chicos. Él no podía ser tan sensible para que una simple palabra por parte del rubio le afectara, ¿no?

En verdad, admiraba mucho su forma de cantar. Y de hablar. Y de todo. Ese chico en serio era asombroso.

—Sí, descuida —respondió, en el mismo tono de voz bajo que empleó el otro, para responderle. Suponía que hablaba de ese modo precisamente porque Chica estaba al lado. Seguían sin conocer demasiado a la rubia de ojos magentas, pero lo poco que sabían era suficiente para no querer meterse en problemas con ella. Era tan voluble que podía pasar de estar feliz y llena de energía a ser el demonio en persona en menos de un segundo. Y, en ese momento, la chica parecía tan irritada que Freddy estaba seguro de que cualquier palabrita soltada al aire por los miembros de su banda sería suficiente para hacerla estallar. Freddy prefería ahorrarse cualquier jalón de oreja por el momento.

—¿Seguro? —inquirió Golden, en tono insistente—. Parecías como... Ido.

Freddy ladeó la cabeza. En realidad, entendía a lo que se refería Golden. Pero, tomando en cuenta que la persona que estuvo rondando en sus pensamientos toda la canción era de la banda rival, no sería muy inteligente confesárselo a su nuevo amigo. Lo mejor era hacerse el desentendido y fingir que no tenía idea de lo que estaba hablando, a menos que quisiera un jalón de orejas, pero del cantante de su banda. Sobre todo tomando en cuenta la forma amenazante en que miraban ambos rubios, y, encima, el pelirrojo, al de cabello morado por estar mirando con demasiada fijeza a la que parecía la líder de la otra banda. Realmente no le había prestado mucha atención cuando el de pelo turquesa dijo su nombre. Se llamaba Mango, o algo así.

Sinfonía de lluvia en abril  ➵  FNAFHS. [Golddy's Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora