II. Ventajas y desventajas de amar a una estrella fugaz

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La mansión de la familia Golden, ubicada en la zona más rica de la ciudad, era considerada a nivel nacional, entre las alabanzas casi enfermizas de todos los reporteros locales, como la estancia más bonita de las casas de California. Alta y angosta, a pesar de tener apenas dos pisos era un edificio bastante grande que escondía bastantes habitaciones en su interior. Las paredes, el techo, incluso los muebles que decoraban la estancia daban la impresión de estar bañados por un suave tono dorado, lo que, irónicamente, hacía justicia al apellido de la familia. Era una casa de ensueño, con pasillos interminables y miles de habitaciones misteriosas esperando ser reveladas. El lugar perfecto en el que todo el mundo quisiera vivir.

Todo el mundo... Excepto Golden Freddy.

Si uno se asomara por cierta ventana del segundo piso a la derecha, probablemente vería un escenario algo desgarrador: un chico de cabello rubio dorado sentado en la cama, con la mirada clavada en un objeto entre sus manos y un plato de comida sin tocar enfrente de él. También había una copa de vino tinto bien escondida al pie de la cama, donde nadie podía verla a menos que también estuviera en ese cuarto. El joven no se movía, no hablaba. Ni siquiera parpadeaba. Simplemente seguía con la mirada fija en lo que fuera que tuviese en las manos, un objeto largo y oscuro, pero que a simple vista no podía definirse bien.

Golden había pasado toda la mañana encerrada en su habitación, sin derecho a salir ni siquiera para ir al baño. Esto último se solucionaba porque tenía un baño propio dentro de la habitación, pero de ahí en fuera, todas las otras necesidades básicas (comer, beber...) dependían de Jeffrey, su asistente, que todavía seguía enfadado con él por haberse escapado de sus obligaciones la noche anterior. Fue su asistente quien le informó a su abuelo que la razón por la que Golden Junior no acudió a la entrevista con el reportero de esa importante revista de espectáculos en el restaurante fue por mero capricho del joven, que se negaba a cumplir con su trabajo y se escapó en plena noche, como si no le importara poner su vida en riesgo por su rabieta. Estuvieron buscándolo por horas hasta que una de las criadas, Anna, se asomó a la habitación del joven Golden para limpiarla y encontró al chico en la misma posición en que estaba en ese momento: arrodillado sobre la cama, con la mirada perdida y clavada en un objeto largo de color oscuro. Tras informarle a su asistente que su protegido estaba a salvo en casa, Jeffrey renunció a la idea de llamar a la policía y fue de inmediato a la mansión para soltarle a Golden una charla de una hora sobre los peligros de salir de noche. Golden ni siquiera prestó atención a lo que le decía; incluso él mismo, en ese momento, se sentía un poco idiota por haberse fugado a esas horas y por calles desconocidas. Si no se hubiera encontrado con aquel chico, seguramente unos bandidos lo habrían asaltado para quitarle lo poco que llevaba. Lo habrían dejado completamente desnudo, y entonces descubrirían quién era, y entonces lo secuestrarían para pedirle dinero a cambio de su libertad a su abuelo. Luego, cuando ya tuvieran el dinero en sus manos, lo matarían o hallarían otra forma de seguir extorsionando con él, quizás a una de sus fans. O, quizás, se estaba montando una película por todas las cosas que le dijo Jeffrey.

Su abuelo estaba tan furioso cuando Golden acudió a su despacho, luego de que otra criada le informara que lo llamaban, que Golden podía jurar que casi le daba un paro al venerable anciano en plena oficina. Tenía la cara morada, ojos rojizos y una enorme vena palpitando en su frente. Golden ni siquiera abrió la boca cuando sintió un fuerte ardor en su mejilla derecha y su abuelo le ordenó encerrarse en su cuarto hasta nuevo aviso sin derecho a hablar con nadie ni hacer absolutamente nada, sólo reflexionar lo que había hecho. Lo único que le tenían permitido era acudir a las juntas de negocios y entrevistas. A pesar de que apenas era el primer día de su castigo, Golden ya se sentía como si hubiera estado años encerrado allí.

Sin embargo, había algo, o mejor dicho alguien, que, incluso sin saberlo, ayudaba a que su estancia en aquel lugar fuera un poco menos aburrida.

Sinfonía de lluvia en abril  ➵  FNAFHS. [Golddy's Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora