Los Ángeles

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(JMo)

¡Buf! Fue más difícil de lo que pensé convencer a Lana para que me acompañara en este viaje. Con el poco tiempo que tenía, tuve que ser rápida.

Allí estaba ella, de morros, sentada al otro lado de la sala VIP del aeropuerto internacional de Vancouver y yo solo podía echarme a reír al verla de esa manera. Incluso enfadada, era encantadora.

Mientras esperábamos el embarque, Lana me miraba de lejos y cuando se daba cuenta de que yo también la miraba, sencillamente giraba la cara para demostrarme que estaba haciendo esto contra su voluntad. No conseguí sentir rabia por esa pataleta, ni siquiera por un segundo.

Apagué el móvil, lo guardé en el bolsillo de mi chaqueta y caminé hasta ella, abrazándola por la espalda.

«¡Hey, te quiero! Ven a sentarte conmigo»

«No» me respondió secamente sin mirarme

«Está bien, cualquier cosa que necesites, estoy en aquel sillón de allí, ¿ok?»

Me volví a sentar y saqué mi móvil del bolsillo. Vi que ya habían salido algunas fotos de todo lo ocurrido. Sentí contraerse mi estómago. Mis redes sociales también empezaban a dar señales de que los fans estaban atentos a las últimas noticias. Me acabé distrayendo con la repercusión sin darme cuenta del tiempo que pasaba.

«¿Qué puede ser mejor que estar conmigo, puedo saber?» preguntó Lana haciendo que desviara mi atención del móvil

«¡Nada! ¡Nada me interesa más que tú!» respondí guardando el teléfono otra vez.

Lana me besó en la mejilla e intentó disfrazar una tímida sonrisa que estaba queriendo aparecer. Finalmente se decidió a sentarse a mi lado. Puso su mano en mi muslo, acariciando mi pierna con su dedo índice.

«¡Solo estaba nerviosa!»

«Lo sé»

«¡Hoy ha sido un día, digamos que bastante intenso!»

«Lo entiendo...Prometo que terminaremos este día con broche de oro»

«Espero que tengas razón, Jen»

«¿Alguna vez me he equivocado?» Levanté mi entrecejo, desafiándola a que me contradijera

«Volveremos a hablar de eso más tarde. ¿Tus padres saben que estamos de camino?»

«Les mandé un mensaje avisándolos»

«¿Te has vuelto loca? ¿Un mensaje, Jennifer? ¡Dios mío! Realmente no tendría que haber venido...»

«Eh, eh, eh...¡Estate tranquila!» agarré sus hombros y la miré a los ojos «¡Confía en mí! ¡Sé lo que estoy haciendo!»

«Eres...Sabes...»

Fuimos interrumpidas por el aviso de embarque. Ben había comprado nuestros asientos en primera clase, y por suerte, el vuelo no iba lleno.

Tendríamos unas horas para descansar antes de llegar a mi casa. Sabía que sería un día largo, pues tenía menos de 24 horas para pasarlas con mi familia antes de volver a Vancouver. Y para ser sinceros, no estaba tan segura de que ellos se mostraran comprensivos.

Por más que mi mente no parara de pensar en mil maneras de arrastrar a Lana al baño y hacerle el amor dentro del avión, no tuve valor de despertarla. Lana durmió durante todo el trayecto. Me conformé con admirarla mientras dormía. Estaba tan linda y tan frágil que tuve que guardar en una foto esa imagen de ella durmiendo con la cabeza apoyada en mi hombro y sus dedos entrelazados con los míos. No tenía la menor intención de contárselo, solo quería verla así de tranquila, siempre que sintiese su falta.

Todo es posible (MORRILLA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora