TERCER ACTO • CAPÍTULO DIECINUEVE:
SÉ QUE TE DUELE Y LO LAMENTO TANTO.Las puertas de la escuela Xavier para Jóvenes Súperdotados se abrían de par en par, permitiendo que sus alumnos y profesores se pasearan de un lado al otro. Habían pasado por un momento sumamente difícil y, en el proceso, perdieron personas importantes, pero sin duda muchos se encontraban agradecidos que habían resultado victoriosos a la hora del enfrentamiento final.
Ororo Munroe saludaba a los diferentes alumnos que llegaban a la escuela, abrazaba a unos cuantos y les decía algo a cada uno. Pero un mensaje en concreto e igualitario compartía para todos ellos, ella estaba agradecida de poder verlos una vez más.
Vanessa observaba, una pequeña sonrisa jugando en sus labios al notar las ansías y emoción que poseían los jóvenes que ingresaban, ya sea una vez más o por primera vez, a la aclamada escuela que muchos apodaban hogar.
—Puedes quedarte, si quieres—, le ofreció Ororo en un momento, observando a la velocista que se apoyaba contra uno de los muros de la escuela.
—Gracias, pero no puedo—, contestó Vanessa, otra sonrisa apareciendo en sus labios cuando un grupo de chicos pasó caminando y riendo después de saludar a Ororo.
La verdad era que a Vanessa le hubiera encantado quedarse. Le parecía un buen propósito de su inmortal vida el ayudar a otros como ella a no sentirse de la forma que ella tanto odiaba. Pero no podía hacerlo, no después de las situaciones en las que se había visto envuelta hace poco tiempo.
La velocista decidió que se tomaría un tiempo para ella, decidida a curar sus heridas y remendar sus errores antes de volver a la escuela. Porque, si había algo de lo que estaba segura, era que volvería a ese maravilloso lugar en cuanto necesitara su ayuda.
—Te extrañaré—, admitió Ororo y Vanessa le dio una melancólica sonrisa antes de abrazarle. Ambas mujeres se fundaron en un fuerte abrazo, uno que algunos dirían demasiado largo y bochornoso, pero ellas no lo sentían así. Ellas lo sentían necesario.
—Yo también te extrañaré—, asintió Vanessa al separarse y observó a su alrededor —. También extrañaré todo esto.
— ¿Le contaste?—, preguntó la mutante de cabello gris y Vanessa le miró. La castaña pretendía hacerse la tonta pero, a juzgar por la mirada que Ororo le dio, sabía que no serviría de nada, por lo que suspiró.
—Se lo dije—, asintió Vanessa, su mirada bajando un momento a sus manos, las cuales jugueteaban con un elástico antes de volver a mirar a su amiga —. Dijo que lo comprendía, pero sé que le duele. No quiero dejarlo, no quiero dejar a ninguno, pero tampoco puedo seguir adelante como si nada hubiera pasado. Necesito hacerlo, Ororo.
—Oye, tranquila—, le dijo y pasó un brazo por sobre sus hombros, apretándolos de forma reconfortante —. Si yo te comprendo, estoy segura que él también lo hará. Te queremos, Ness y, si dices que lo necesitas, entonces hazlo—, aseguró y Vanessa le dio otro rápido abrazo antes de separarse.
—Debo hablar con él una vez más—, se excusó y Ororo asintió. Otro niño se acercó a ella para saludarle y ella le recibió con los brazos abiertos. Vanessa siguió su camino, esquivando a las masas de niños y adolescentes que se ubicaban en la mansión mientras ella buscaba a Logan.
— ¿Me buscabas?—, la voz grave de él resonó tras la espalda de Vanessa al entrar a la oficina de Charles y encontrarse sola. Cuando la castaña se dio la vuelta, Logan se encontraba apoyado contra la puerta que había cerrado y, entonces, ella corrió hasta él para abrazars¡le.
Los brazos de Vanessa rodeaban su espalda y él la sostuvo de forma protectora y reconfortante. Ambos sabían que esto era una despedida y, a pesar que sabían que no sería para siempre, no estaban seguros de cuánto tiempo tardaría en llegar su siguiente encuentro.
—Sé que te duele y lo lamento mucho—, comenzó Vanessa, su voz ahogada debido al nudo que se formaba en su garganta —. Te extrañaré mucho, demasiado—, agregó, su agarre aumentando de fuerzas mientras que su voz comenzaba a romperse.
Logan besó su frente mientras acariciaba su cabeza antes de separarse un poco, sólo lo necesario para poder mirarle a los ojos. Vanessa levantó la cabeza, pequeñas y cristalinas lágrimas inundando sus ojos mientras su labio inferior temblaba.
—No lamentes nada, está bien. Pero, por favor, nunca olvides que te amo, Vanessa—, le pidió él mientras ambos se miraban a los ojos. La mirada de cachorro que Logan le daba sólo provocaba que su corazón se estruja y ardiera de dolor mientras gritaba el por qué hacía ella esto.
—Nunca podría hacerlo cuando yo también te amo—, contestó Vanessa antes de pararse de puntas para juntar los labios de ella con los de él.
Puede que éste no haya sido el mejor beso que compartió la pareja, ni el mejor que compartirán, pero ambos estaban seguros que nunca lo olvidarían. Después de todo, era una de sus despedidas, un momento importante que, con un poco suerte, nunca deberían repetir.
Las mejillas de Vanessa se encontraban húmedas y pegajosas debido a las lágrimas que se secaban mientras Logan aguantaba las ganas de llorar y un nudo amargo se creaba en el fondo de su garganta.
—Espero verte pronto, porque no sé cómo haré para vivir ahora sin ti—, fue lo último que dijo Logan.
Después de eso, la pareja prosiguió a besarse y abrazarse, sabiendo que un largo tiempo pasaría antes de ambos encontrarse de la misma forma. Esa misma tarde, Vanessa se fue de allí. La castaña utilizó una de las motocicletas de Scott, una que seguía en el garage y que él, una vez, le había prometido que le regalaría en su cumpleaños.., claro, esa ocasión nunca llegó.
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MUTANT
FanfictionJAMES LOGAN HOWLETT.| la inmortalidad le hace algo a las personas. simplemente, no estamos creadas para vivir tanto tiempo. [ganadora del team x-men en los marvel awards 2018]