Capítulo III

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Nos asomamos sigilosamente por el borde de las escaleras. El tenue corredor del vestíbulo estaba cubierto de brujas y magos, incluyendo de seguro, a mi madre. Todos estaban susurrando excitadamente. Fred bajó su oreja extensible por si conseguíamos escuchar algo. A los pocos minutos Harry, Ron y Hermione estaban en la misma posición que nosotros, un piso más abajo. La cuerda que sujetaba Fred comenzó a tironearse, alguien la estaba sujetando.

—Es Crookshanks —dije viendo como elgato tironeaba de la cuerda para robarse la oreja.— ¡Crookshanks! ¡No! ¡Suelta eso! —decía susurrando Hermione tratando dellamarle la atención.

—La tengo —dio un pequeño tirón y alzaba la cuerda con rapidez, al terminar, notamos que la oreja extensible no se encontraba allí.

—Odio a ese gato —dijo George negando con la cabeza y bajamos las escaleras hacia el vestíbulo.

Mientras pasábamos por la hilera de cabezas de elfos colgadas en la pared, Lupin, la señora Weasley y Tonks se encontraban en la puerta de entrada sellando mágicamente sus múltiples cerraduras y cerrojos detrás de los cuales los otros acababan de salir. Nos dirigimos a la cocina bajando otras escaleras.

—Hola ma —mi madre, quien notablemente había bajado antes para comenzar con la cena, me saludó con un beso en la frente.

—Niños, si quieren la cena antes de la medianoche necesitaré una mano. —dijo la Sra. Weasley, entrando— No, tu puedes quedarte donde estás, Harry querido, has tenido un largo viaje.

— ¿Qué puedo hacer, Molly? —dijo Tonks con entusiasmo, saltando hacia adelante. La señora Weasley y mi mamá se miraron.

—No, está todo bien, Tonks, tú también tiene que descansar, has hecho bastante hoy.

— ¡No, no, quiero ayudar! —dijo Tonks intensamente, atropellando una silla que rápidamente levante, mientras corría al aparador, del que Ginny recogía los cubiertos.

Pronto, una serie de cuchillos pesados cortaba la carne y las verduras de su propia voluntad, supervisados por mamá, mientras la señora Weasley revolvía una caldera que pendía sobre el fuego, yo sacaba los platos y los demás más copas y alimento de la despensa.

— ¡Fred, George! ¡NO, SOLO LLEVENLOS! —chilló la señora Weasley mientras esquivaba todas las cosas que los gemelos habían encantado.

Harry, Sirius y Mundungus, quienes estaban sentados en la mesa, miraron alrededor y, dentro de una fracción de segundo, ellos se habían alejado de ella. Fred y George habían encantado un gran caldero de estofado, una jarra de hierro con cerveza de mantequilla y una pesada tabla de madera, junto con el cuchillo. El caldero patinó por la mesa y se detuvo justo en el borde, dejando una larga y negra quemadura sobre la superficie de madera; la jarra de cerveza de mantequilla cayó de golpe, derramando su contenido por todas partes y el cuchillo de pan se escabulló de la tabla y aterrizó, en el punto exacto donde la mano derecha de Sirius había sido retirada segundos antes. Ginny y yo reíamos a carcajadas, pero dejamos de hacerlo cuando mamá nos miró seria.

— ¡POR EL BIEN DEL CIELO! —gritó la Sra. Weasley— ¡NO HABÍA NINGUNA NECESIDAD!

—Nosotros solamente intentábamos ahorrar un poco de tiempo. —dijo Fred, bastante sereno sacando el cuchillo de pan de la mesa— Perdona, Sirius, no era mi intención.

Harry y Sirius se reían, Mundungus, quien se había caído hacia atrás de su silla, se puso de pie, Crookshanks gruñó enfadado y había desaparecido debajo del aparador, donde sus ojos grandes amarillos brillaban en la oscuridad.

Always by my side {Fred&George Weasley} RESUBIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora