Soy como una explosión retenida esperando el segundo perfecto para estallar, luchar sola. No como el suspiro que aguanta la lágrima, sino la valentía de soltarla. Como la fuerza necesaria para mover cielo y tierra, como la fuerza necesaria para después de caerse, mirar a Dios, levantarse y correr sobre erizos, entre espinas, a un rumbo,que es ninguno, y te lleva justo ahí, donde los sueños empiezan y mi cobardía termina.