Es inevitable que en las noches de soledad mi corazón no pregunte por ti.
Ni que mi cerebro piense en ti.
Encuentro tan lejanas las conversaciones que en algún momento tuvimos y mucho más lejos las tardes que compartimos.
¿Por qué me hiciste daño?
¿Por qué a pesar de saber lo que pasaría, seguí insistiendo?
Siento que no puedo olvidarte y me duele. Me duele y me molesta. Quiero dejar de pensar en ti, cuando tú pasas pensando en ella.
Esto no es justo, nada de lo que me pasa es justo.
Tú nunca fuiste justo conmigo...