- Y mientras estaba viendo los mensajes de mi bandeja en Facebook, sin buscar nada en concreto, encontré los mensajes que compartí en reiteradas ocasiones con él...
- ¿Cómo te sentiste en aquél momento?
- ¿Sinceramente? Me sentía rota otra vez... la respiración se me volvió pesada y sentía que mis ojos picaban un poco. Estaba sentada frente a la mesa, junto a mi madre y carraspee un poco para quitar el nudo de mi garganta.
- ¿Ella se dio cuenta de algo?
Pensé por un momento y negué. - Si se hubiera dado cuenta, no estaría ilesa. Ella juró golpearme si me veía otra vez mal por ése chico...
- ¿Qué hiciste en ése momento?
- Quería largarme a mi cuarto y llorar por largas horas. Una parte de mí, extrañaba hasta cuando me hacía sentir mal. Y otra parte, no quería saber nada de él. Me sentía rota, como dije antes... él me hizo tan malditamente feliz, como también me hizo sentir horrible, y éso no lo consideraba algo bueno, ¿sabes? Se supone que si alguien dice quererte, debe hacerte feliz, no hacerte infeliz en reiteradas ocasiones, ni hacerte sentir mal contigo misma. Quizás existan las peleas entre parejas, pero nosotros nunca fuimos pareja y siempre discutíamos.
- Suena a algo tóxico.
- Lo era. Él era tóxico, pero aún así lo quería.
- Es de esos amores tóxicos...
- A los que te haces adicto.