My first kiss with you (FK #1.5) [corrigiendo]

Capítulo 21

Sky:

Miré al gato negro en la mano de Derek que me sonreía con arrogancia.

—¿Celoso, mi cielo?

No respondí, sólo me limité a seguir observando al gato, el cual también me miraba fijamente. Sus ojos eran celestes tan claros hasta el punto de pensar que eran blancos y tenía un abundante pelaje. Era un lindo gato... pero hubiera sido más lindo que ella me lo hubiera regalado a mi y no a mi mejor amigo.

—¿Cuando te lo dió?

—Ayer —respondió Derek como si nada.

—¿Vino hacía aquí?

—Sep —Asintió al tiempo que acariciaba el lomo del animal como un mafioso.

—¿Desde cuando te gustan los gatos? —pregunte incrédulo. Él sonrió.

Derek siempre decía que los gatos o perros no eran lo suyo. Tuve la leve sospecha de que no le gustaban porque, de niños, un perro había mordido su brazo mientras jugabamos a las carreras al igual que un gato había rasguñado su cara sin razón alguna. Por esa razón mamá le regaló una tortuga que llamó Donatello, hace ya tres años. La cuidaba como si de un hijo se tratara.

—Desde que me di cuenta como tus celos despertarían cuando sepas que Summer me lo regaló —Fue su respuesta a mi pregunta.

Rodé mis ojos por lo que rió.

—Donatello se pondrá celoso —comenté cambiando de tema y mirando en dirección a la tortuga que comía una hoja de lechuga lentamente al lado de Derek.

—No es como tú —Agarró también a Donatello—. Él sabe compartirme. No como su tío Sky que no sabe hacerlo —Comenzó a acariciar su caparazón—. Ten —Me pasó al gato—. Te reconfortará tocarlo luego de saber que estuvo en las manos de tu amada.

Puse mis ojos en blanco. El gato maulló y se sentó sobre mis piernas comodamente.

—Lo se, Winter. Tío Sky sólo está celoso —Chasqueó la lengua.

—¿Winter? ¿Es en serio?

—¿A que no es lindo? —Sonrió.

—¿Te levantaste del lado jodido de la cama? —Bufé.

—No, mi amigo —Reprimió una risa—. Me levanté con el gato que me regaló crush.

Cerré la boca mientras él reía. Se la estaba pasando en grande conmigo justo ahora.

—No estoy celoso —dije con seriedad.

—¿Escuchaste eso, Donatello? —Alzó a la tortuga a la altura de sus ojos—. Tío cielo no sabe mentir.

—Hablo en serio.

—... Trata de justificar lo lento que es...

—¿Le dices que soy lento a una tortuga?

Me observó de soslayo. —Él al menos tiene una justificación para ser lento, tú no.

Sacudí la cabeza. Fue una mala idea venir a casa de Derek.

La puerta de su habitación se abrió y una niña rubia entró. Derek le frunció el ceño olvidándose de mi por un momento, cosa que agradecí.

—¿Quien te dió permiso para entrar, mocosa?

—Obviamente no tú —Sonrió con inocencia antes de darse cuenta de mi presencia. Su sonrisa cambió a una amplia—. ¡Hola, Sky!

Le devolví la sonrisa pero la mía era nerviosa. —Hola, Della.