Epílogo

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Cash:

Cinco meses después...

Desde niño siempre fui muy diferente a los demás. O mejor dicho "el niño raro" como otros me llamaban. No me gustaban las cosas que a otros sí, odiaba ver dibujos animados en televisión y prefería quedarme en casa sin nada que hacer, a que jugar afuera con los demás en el barrio. Hubo una vez en donde me pregunté si qué hubiese pasado si yo fuera así de normal.

Porque si fuera así estaría divirtiéndome en mi propia fiesta de graduación. Si fuera así hubiera estado saliendo con la chica con la que salía mi hermanastro. Si fuera normal, lo envidiaría por ser lo que una vez quise ser o por tener lo que yo tendría que querer. Si fuera así, no me sentiría como me siento ahora: un pez fuera del agua.

Todos bailan, ríen, beben el tradicional ponche de fruta mientras charlan con sus amigos. Las típicas parejas se mueven al compás de la música en la pista improvisada al centro del gimnasio, con sonrisas plasmadas en sus caras y mi hermanastro se encuentra entre ellos. Mientras que yo estoy apoyado en una esquina observando a cada uno de los graduados con sus parejas y amigos.

Miré el reloj en mi muñeca por decimoquinta vez. Solté un suspiro al ver que solo pasó un minuto desde la última vez que le eché un vistazo. Podría irme pero mi madre me dijo que ni me aparezca por la casa sin Sky así que eso no es una alternativa. Volví la vista al susodicho y lo encontré besando a su novia como si no estuviera rodeado de personas y solo existieran ellos dos. Que patético.

O tal vez sólo yo lo veía patético ya que nunca lo experimente en mi vida. Las tres novias que tuve fue por puro demostración a mi padre que estaba con la idea y el temor que yo fuera homosexual al igual que mi madre. Él es algo "chapado a la antigua", según ella. Reconozco que es verdad y que también odio que sea de esa forma.

—¡No me importa tu vida, imbécil! —Gritó una voz desconocida sobre la música sacándome de mi ensimismamiento.

Curioso, seguí su origen encontrándome con Abigail Lander, la ex-novia de mi mejor amigo, vociferando por su celular con una mirada de furia en su rostro y su puño izquierdo —el que no sostiene el celular—, tenso a un costado.

—Vete al demonio —siseó antes de colgar resoplando. Giró en mi dirección y dio un respingo al verme—. Ah, tú. Hola, Dash.

—Cash —corregí poniendo los ojos en blanco. Odiaba cuando me cambian el nombre.

—Eso quise decir —musitó rodando los suyos—. Hazme el gran honor de decirle a tu "mejor amigo" que se meta sus disculpas donde le quepan porque al parecer mi idioma es diferente al suyo. Tal vez tú lo entiendas.

—No soy mensajero —dije con voz monótona a lo que Abigail me miró de mala manera. Como si yo tuviera la culpa de que Gale fuera un idiota por no superar algo que desde mi punto de vista fue un juego de niños.

Un silencio incómodo cayó sobre nosotros y odié cada segundo de ello. ¿Por qué no se iba? Si esperaba un consuelo o consejo, podría ir retirándose.

—¿Sabes, Pash? Siempre quise preguntarte algo...—Comenzó y ni siquiera me dio tiempo de responder con un "no" o de corregirla cuando cuestionó al instante—: ¿Por qué eres tan frío? Entiendo que a veces las personas puedan ser estúpidas pero... ¿no te da algo de compasión con los que de verdad les importas?

—¿Me preguntas si soy frío solo porque te dije que no soy tu mensajero? —Le devolví la curiosidad. Sabia porqué razón preguntaba aquello solo quise evitar responderle lo más rápido posible.

Pero por desgracia Abigail era terca. Al igual que yo y por esa razón siempre chocabamos desde que la conozco. Frunció los labios pintados de rosa.

My first kiss with you (FK #1.5) [corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora