Hola.
Así empiezan todas las cosas aburridas, ¿verdad? Con un «hola». No es la mejor primera impresión después de tanto tiempo. Lo intentaré de nuevo.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que supe de ti. De un día para otro dejamos de vernos. Dejaste de preguntar por mí, y parecía que ya no te importaba en lo absoluto. Yo, como un tonto, lo acepté. No recuerdo con exactitud qué fue lo que sucedió entre nosotros. En un principio sentía que nuestra conexión era perfecta. Me encantaba ver tus ojos centelleantes en la oscuridad de tu habitación. Era, curiosamente, lo único que iluminaba mi día y causaba que sonriera delirante.
Después de que dejamos de frecuentarnos, decidí ver a otras personas. Me empeñé en avanzar, en no quedarme estancado. Y lo estaba logrando, de verdad que lo hacía. Pasaron años, pude seguir adelante, pero... aunque suene tan trillado, nunca pude sacarte de mis pensamientos. Allí reinabas, te instalaste, y decidiste nunca ceder tu trono. Todo era tan frustrante para mí, era algo nuevo. Estaba acostumbrado a tener cosas pasajeras. Duraban un tiempo, y me aburría, buscaba otra cama en la que estar. No era un ser que se quedase por mucho tiempo bajo un mismo techo, pero tú en definitiva hiciste que quisiera intentarlo.
Lo repito, fui un iluso.
Tu corazón latía tan fuerte por mí que nunca podré olvidar esa dulce melodía. No importa lo que haya pasado después, sé que siempre ocasioné una revolución en tu estómago. Recuerdo que temblabas ante mi presencia, y eso me hacía feliz, porque era yo el causante de todas aquellas reacciones involuntarias. Abriste tu sentimiento más profundo ante mí: tu miedo. Me dejaste verlo, acariciarlo, olerlo, sentirlo... Lloraste tantas veces en mi compañía que no puedo enumerarlas todas. Te lo agradezco, sé que no todos pueden obtener eso. Hiciste que me sintiera especial. Eran tiempos tan hermosos, y no sé cómo no lo aprecié más en ese entonces.
Habría seguido con mi vida como hasta ahora, sin hogar, sin nada a lo que atarme... pero te necesito. Eres lo más maravilloso que le ha pasado a mi vida. Sé que han pasado tantos años, pero por favor, recíbeme. Quiero volver a apreciar todos esos exquisitos sentimientos, esa alma que conozco a detalle. Sé que has cambiado, que has crecido, que han sucedido muchas cosas en tu vida. Has vivido tantas cosas. Fuiste a la universidad, te graduaste, y hasta obtuviste ya un gran puesto en la empresa en la que trabajas; formaste una vida de bien. Siempre supe que tenías un destino lleno de éxitos. Eres una persona maravillosa, no puedo creer lo mucho que has crecido y avanzado desde la última vez que nos vimos. Lamento que ya no tengas esa aura infantil, sin embargo, y aunque yo también he cambiado, mis sentimientos siguen intactos.
Por favor, ¿no podemos volver a compartir nuestras vidas? Te anhelo. Sé que es tarde, que tu rutina ha sido agotadora, y que lo mejor no es presentarse luego de tanto tiempo a las tres de la mañana sin ninguna explicación coherente, pero estoy debajo de tu cama, y quiero que volvamos a compartir lo mismo que hace tantos años cuando no habías ni mudado tus dientes. Solo que esta vez no se vale llamar a tus padres, ya sé que no hay nadie en esta casa excepto tú.
Puedo oír tu corazón latiendo fuerte por mí de nuevo. ¿Vas a bajar a verme, o prefieres que suba?
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Caída
Short StoryY tú, ¿lograrás sobrevivir a la caída? Libro de relatos cortos. No se permiten copias y/o adaptaciones. Registrado en Safe Creative bajo el código: 1407181492140