31. Celos

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-Promete que me llamaras apenas salgas del entrenamiento- me repite por décima vez Silly después que inicie esta llamada hace una hora. Dios bendiga a Whatsapp y su opción de llamadas gratis.

-Si mamá - murmuro mientras pago el taxi y bajo del vehículo. Saco mi bolso de deportes y camino hacia la puerta de cristal.

-Respetame, chiquilla- me regaña con burla. Sonrió.

- Si, cariño, te llamaré en cuento salga. Posiblemente me iré con Mike.- murmuro y me siento sobre la barra de la escalera. Sostengo el teléfono contra mi hombro y abro mi bolso para revisar que traiga todo.

-¿Mike no esta entrenando?- murmuro una respuesta afirmativa con mi vista dentro de mi kit de aseo- ¿Entonces?

-Creo que estará lo suficientemente cerca para llevarme a casa-le aseguró y me despido, prometiéndole nuevamente que lo llamare.

Después del ataque de mi padre, hace solo tres días, mi querido Silly, se ha convertido en una mama pollito y yo soy su cría más débil.

O así me explico Jonas mientras me llevaba a la escuela esta mañana.

Mike ha estado entrenando desde las 4 de la mañana, ya que grano-en-el-culo-Dominik esta jodiendo desde ayer, hablando de lo poco que mi chico se ha estado entrenando para su próxima pelea. Esto también incluye que por las tardes este en el entrenamiento de fútbol.

Camino con paso tranquilo nuevamente a la puerta doble de cristal. Justo cuando estoy a punto de halar la puerta, esta se abre por si sola, mostrando a un par de musculosos chicos sudados.

Él más pequeño me escanea de arriba a abajo y suelta un silbido, pero lo ignoro, espero hasta que pasen para entrar. Mientras la puerta se cierra lo escucho llamándome "preciosura".

-El niñito Donovan va a golpear muchos rostros contigo- exclama la Sra. Hall, quien era espectadora del show desde su lugar en la recepción.

Le guiño, mientras tiro mi bolso en una silla a su lado.

-Y yo voy a cortar muchas tetas por ese pedazo de hombre caliente también.

La vieja recepcionista me da una sonrisa, mostrando sus dientes amarillentos y manchados y da un aplauso.

-Al fin una chica que no tema romper un par de narices postizas.- me alaba y río, acomodándome a su lado en la recepción.-Lo de llorar ya esta chapado a la antigua.- me dice.

-Creí que usted era chapada a la antigua- bromeo.

Ella niega la cabeza moviendo algunos de sus mechones pelinegros teñidos.

-¡Oh no, querida! Yo era considera una paria en mi tiempo- me cuenta. Sin poder evitarlo suelto una risa sorprendida.-Si, si. Yo no era de esas chicas que se ponían en él muelle a llorar por sus soldados.- Niega con la cabeza horrorizada con la simple mención del hecho- Después de que mi padre muriera en la guerra, mi madre me hizo prometer que nunca lloraría por un hombre. Al final, no puede cumplir esa promesa, pero trate.

-¿Por que no puedo?- le pregunto rápidamente absorta por su historia.

-Porque mi hijo murió. El hombre de mi vida.- exclama con voz teñida de tristeza. Enmudecí por la sorpresa y dejo escapar el aire de mis pulmones.- En mis brazos- alza sus brazos, como si aun pudiera sentir su cuerpo inerte descansar sobre ellos y no dudo que lo hago.-11 de Septiembre del 2001- susurra con voz ronca. Cierro los ojos con dolor. Esa fecha marcó una era y destruyó una nación entera. Rompió personas, amistades, familias.

Rompió mi familia

Suspiro y tomo su mano, estrujandola con la mía. Ella me da una sonrisa valiente y sacude su cabeza.

AngelitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora