Debía detenerlo, ya y ahora eso no podía seguir... Pero sólo le había hecho, no era nada malo ¿O si? Pero Megan... Ella era su mejor amiga, y Frank Iero era su novio, no podía hacer eso, estaba mal. No había alzado su mirada para nada, la había mantenido baja con el fin de ocultar su sonrojo, no había bebido más de aquel líquido, miraba el reloj en el muro de enfrente suyo mientras sentía la mirada de Frank Iero sobre de el, como si de un cazador se tratará, y eso sólo lo ponía más y más nervioso, suspiro y después se puso de pie sintiendo como cada uno de sus movimientos eran seguidos por la mirada del castaño, dejo la cerveza en la mesa y después caminó hacia la salida.
- Yo... Yo debo irme...- había dicho Gerard.
- Aún no salen de la escuela...
- Ya lo se...- Aclaro el menor, posando su mano sobre la sucia y descuidada perilla color dorada.
- Entonces....- Murmuro Frank, poniéndose de pie y al igual que el menor anteriormente dejo la cerveza en la mesa, mientras se acercaba de una manera lenta y peligrosa al pequeño cuerpo de Gerard, que estaba en contra de la puerta.- quédate...- pidió Frank en un tono de orden.
- Yo... Yo no puedo...- Dijo Gerard recargando su frente en la puerta.
Presiono sus dedos en la perilla cuando sintió el grande cuerpo de Frank detrás suyo sintió que se estremecía y sus piernas temblar, penso que en cualquier momento se caeria, pero despues de eso, las grandes manos de Frank se posaron en sus caderas, y de un rapido movimiento le hizo girar, Gerard estaba con sus mejillas rosadas y sus ojos entreabiertos al igual que sus labios.
- F... Frank, no, no porfavor... - jadeo Gerard y cuando menos lo penso Frank tomo su menton y junto sus labios con los de el, no era un beso apresurado era todo lo contrario, era lindo, y lento, no era como los que le solia dar a su mejor amiga Megan este era... especial, con las manos en el fornido pecho de Frank lo alejo sutilmente.
- N... no Frank, esta mal... - dijo Gerard mirandolo a sus ojos avellanados.
-Deja de resistirte Gerard... - Murmuro el castaño peligrosamente cerca de su rostro y despues lo tomo por los brazos apegandolo mas a el y besandolo esta vez con un poco mas de fuerza pero el pequeño Gerard no opuso resistencia, si no todo lo contrario movio sus labios rosados y delgados en contra los del tatuado, disfrutando del sutil sabor a licor de estos.
