D I E C I S É I S

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  Punto de vista de Syn.

Se había acomodado sus gafas de sol para salir rumbo con Bert, pero no sin antes pasar por la casa de Gérard, como de costumbre, solo por si se lo llegaba a encontrar, y hacerle algún tema de conversación, tal vez invitarlo a dar una vuelta, no sabía, aunque aparentara ser el chico mas rudo e intimidante de la escuela, era algo tímido con sus parejas o personas que le llegaban a gustar, Gérard era mucho muy especial y eso le hacía al mayor temblar sus rodillas.

  Estaba por doblar una de las cuadras dos antes de llegar a la cuadra de el ojiverde cuando se quedo estatico, no era algo que hubiese visto antes pero... Fue doloroso para él.
   Estaba Frank, con sus manos presionando los brazos delgados de Gérard, y sacudiendolo sin delicadeza, el pelinegro parecía estar bajo los efectos de alguna droga pues solo sonreía ante lo que el castaño decía, hasta que el puño de Frank se estampó en su rostro tal fue la fuerza de el tatuado que hizo caer a Gérard, pero claro el ojiverde no poseía fuerza alguna, Syn no resistió mas y salio, quitando sus lentes, se imaginaba llegando y golpeando a Frank, con toda su fuerza y su rabia, pero no podía.

          - ¿Qué onda viejo?- Pregunto de la manera mas natural que pudo.- Wow, ¿Qué le paso?- Pregunto Syn alzando sus cejas al mirar a un inconsciente Gérard con sangre saliendo de su labio.

            - No preguntes, solo llevalo a su casa.- gruño el castaño que era mas bajo que Syn pero mas alto que Gérard.

      Brian acató y tomando las muñecas delgadas y frágiles de el ojiverde, Frank se había ido después de ver que su mejor amigo hacía caso, el mayor tomo la delgada cintura del menor y comenzó a caminar con el, Gérard le abrazo por el cuello y con sus ojos cerrados; débil, hablo apenas.

          - Fue mi culpa...- Susurró apenas audible.
  Como era posible que aquel joven el cual estaba en contra de cualquier tipo de abuso estuviera diciendo tal barbaridad, ¿Qué poder tenía Frank Iero sobre sus victimas? Para lograr quebrantarlas de esa forma.
  Cuando estuvieron en la casa de Way, Gates lo cargo de forma nupcial hasta su recámara y una vez en esta lo dejo con delicadeza en la cama acariciando su labio lastimado, y es que si el menor tan solo se diera una oportunidad de quererse un poco esto no estuviera pasando.

   Debería besarlo... Pensó Gates, acariciando aún sus labios, era tan bello, y no de esa belleza que encuentras en una revista, era bello de una forma tan única, era un ángel.
   
   Debería besarlo, y se acerca un poco mas.

   Solo unos segundos, esta tan cerca de esos hermosos labios, los cuales desbordan ternura e inocencia.

   Tan cerca... Y la puerta se abre.

    Y tan lejos, el demonio esta en casa; en la habitación.

No mires atrás, Syn.
    

Cómo huesos de cristal | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora