VIII

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Respiraba con dificultad era algo que simplemente no podía creer no debía creer... Pero eso estaba pasando allí y en ese momento.

– Entonces... ¿Que dices Way? ¿Faltamos a la escuela o pasas?– Pregunto el sacando un cigarrillo.

– Yo... Es que... Uh.– El de corta estatura comenzado a tartamudear como odiaba eso.– Es que no puedo faltar Frank...

– Anda... Vamos, no quiero hacerme la pinta yo sólo...

     Después de que Frank le había puesto un especie de puchero raro Gerard accedió, no sabía en donde vivía Frank, pero el se imaginaba una casa y una familia amorosa, más cuando llegaron a los edificios el panorama cambio, era un departamento con paredes sucias, pero piso muy limpio, platos casi rotos pero bien lavados, y una sala rota pero bien sacudida.

                –Toma asiento...– Había apunado Frank a la sala, y Gerard por cortesía y sin decir nada se dirigió hacia la sala sentándose en esta y mirando atento todo lo que había en esa pequeña parte.

                 – Frank... Vives sólo?– Pregunto el ojiverde.
 
                 – No, vivo con mis papas pero no se en dónde estén... – Había dicho el mayor llegando con el a la sala y  estirandole una cerveza.

                  – Oh... No, gracias que amable, pero no tomo alcohol...
    Había agradecido, Gerard.

                 – Que la tomes...– Recalco el castaño por lo cual Gerard bajo su mirada y tomo aquella cerveza.
        Frank sonrió complacido y después se sentó a un lado suyo.
                – Bébela...– Dijo autoritario, Frank, y el menor obediente lo hizo.

      En su estancia en aquel apartamento tétricamente descuidado, Frank no había dejado de verlo en ningún momento, han aún bebido dos cervezas y Frank le había ordenado tomar a Gerard, pues según el  menor no le había gustado en absoluto aquel amargo sabor, pero no podía negar lo refrescante que esta estaba. Al menor comenzaba  a incomodarle aquella poderosa mirada sobre de el... Tan insistente que lo hizo ponerse de pie, pero la voz ronca de Frank le ordeno lo contrario.

                  –Sentado.– Ordeno el castaño.
       
                  – Frank... Deja de mirarme así... No me gusta...– Balbuceo Gerard E S T U P I D O.– ¿porqué me miras así?
      Exigió saber el quejoso de Gerard. 

                      – Porque me gustas...












N.A: Capítulo caquita, ay:(( Ich liebe dich alle.
                         —XOXOC.

Cómo huesos de cristal | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora