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Segunda Distancia
POR AMARTE

Abril 16, 2008

Era complicado.

Varios años viéndote desde mi sombría soledad y estado de negación, convenciéndome a mi misma de que lo nuestro sólo era una ilusión, un juego pasajero de dos niños.

Niños que crecieron

El cambio que tuvimos era radical. Yo me encerré en el mundo màgico de los libros y tù en el equipo de fútbol de la preparatoria, del cual presumías y usabas como pretexto para sentirte superior ante todos los demás.

Yo invisible y tú conocido, yo preocupada y tú relajado; tan contrarios y parecidos al mismo tiempo.

Verte y no tenerte, recordarte y no encontrarte.
Eras diferente, habías cambiado. Ya no quedaba ni un rastro de tu mirada inocente y me sorprendí al ver lo posesivo que resultabas ser.

Lo mucho que habías cambiado.

Ahogada en mi deseo de olvidarte y en mi lucha de ver algo de color en mi cruda realidad, le di una oportunidad a mi mejor amigo Jim.

Su compañía y cercanía me daban aliento para comenzar, para despegar mi ojos de tu sonrisa, y mi mente de tu recuerdo.

Fue en ese momento que te diste cuenta de lo que sentías. Después de tantos años de perderme, decidiste volver a hablarme.

Extrañaba tu voz, tu mirada y tu cabello peculiar color castaño que me gustaba tanto, pero ya era tarde para nosotros. Yo estaba decidida a olvidarme de ti.

Tu rostro lleno de recelo y molestia me obligaron a temerte. Estabas confundido y enojado por mi "repentina" decisión de salir con Jim.

—Ya han pasado muchos años ¿no crees? Todo terminó entre los dos. —repliqué defendiendo mi decisión de continuar mientras me iba a paso rápido, huyendo de ti.

Llegué a casa y me encerré en mi habitación. Decidí continuar en la travesía hacia mi nueva felicidad al lado de Jim, pero me era imposible negar que aún estabas estampado fugazmente dentro de mi alma, de mi mente y de mi corazón.

Al llegar a clases el día siguiente, noté que me veías pretensioso cuando caminaba cerca de ti.

Tus ojos me insinuaban conversar y yo los ignoraba. Prefería no tomar en cuenta las palabras que dijiste ayer y lo olvidé. Me dediqué completamente a las clases y a conversar solamente con Jim.

Olvidándome de ti

En la salida me quedé para arreglar algunos asuntos en la biblioteca y por esa razón estaba sola en la escuela.

Al cruzar el pasillo principal, sentí que alguien tomaba el control de mis movimientos, cubriéndome la boca para que no gritara mientras me deslizaba hacia el aula más cercana.

Di media vuelta cuando me sentí libre y te vi detrás de mí mientras cerrabas la puerta con seguro.

—Gael —pronuncié tu nombre sorprendida por lo que acababa de pasar. Estaba encerrada contigo en ese lugar y era producto de tu plan.

Me miraste con una sonrisa, te acercaste a mi con pasos rápidos y yo retrocedí, chocando mi espalda contra la pared.

¿Estaba soñando?