El doctor Park tenía un plan y era bastante sencillo, reunió a un pequeño grupo de personas, denominado grupo probeta. A todos los citó en su consultorio, para que el ambiente fuera uno en el cual se sintieran a gusto y fuera conocido por todos.
Entre los candidatos estaban Leo y Ravi, que curiosamente se sentaron uno a lado del otro, aunque con una distancia considerable.
— Déjenme decirles lo emocionado que estoy al verlos aquí presentes... — comenzó diciendo el doctor Park una vez que todo estuvieron sentados en sus lugares.
La reunión dio inicio y cada uno de los presentes dio su nombre y la fobia a la que era acreedor. Además de la misofobia y la genofia de Leo y Ravi respectivamente, había otras personas con fobias como amaxofobia (temor a conducir un vehículo), ligirofobia (temor a los ruidos fuertes, agudos y normalmente repentinos) y tecnofobia (temor o repulsión a la tecnología).
Un grupo muy peculiar realmente, pero a pesar de tener fobias totalmente distintas, todos tenían algo en común, ninguno era socialmente activo, por no decir antisociales en extremo.
—... Recuerden que la influencia del ambiente que los rodea, siempre se ven reflejada en los actos y acciones que realizamos... Nuevamente gracias por venir este día, es todo por hoy — dijo el doctor Park finalizando la primera sesión.
En la primera reunión se determinó que, semana con semana, se haría una especie de debate sobre las cosas buenas y malas que tenía cada una de las fobias de los presentes.
— Bien, Ravi, la semana que bien es tu turno — dijo al azar el doctor Park.
— Está bien — respondió este no muy convencido.
Extrañamente, a pesar de que al principio el doctor Park tenía ciertas dudas sobre como resultaría todo, se sentía muy contento con la respuesta de sus pacientes, quienes, afortunadamente pusieron de su parte, concentrándose y luchando por explicar sus miedos y temores a los demás de una forma un tanto diferente. Provocando que aprendieran a interactuar con otras personas.
* * *
El lunes siguiente, Ravi salía del consultorio del doctor Park cuando reconoció a Leo en la sala de espera.
— Leo, que gusto verte — lo saludó sin tocarlo por supuesto.
— Hola Ravi, tal parece que no solo nos veremos en el grupo — respondió este.
— ¿Tu cita también son los lunes? — dijo con sorpresa.
— Sí, a las once.
— Es genial... bueno, ya tengo que irme, pero nos volveremos a ver en la siguiente reunión ¿verdad?
— Seguro.
Semana con semana, el doctor Park podía notar los cambios sutiles en sus pacientes, al menos había logrado que se llevaran bien entre ellos y la gran mayoría ya se hablaban como amigos. En especial Ravi y Leo, los cuales habían tenido mayor interacción y todo debido a que sus citas regulares eran el mismo día, así que era de suponerse que se volvieran más unidos.
Pero ¿cómo distinguir una simple amistad de algo más, si tus propios temores te impiden reconocerlo siquiera?
Quien dio el primer paso fue Leo, el fin de semana que había ido a cenar a casa de sus padres, no se dio cuenta que involuntariamente mencionó en más de una ocasión a Ravi, y ese detalle no pasó desapercibido por sus padres. Así que como pretexto le pidieron que invitara a su nuevo amigo a cenar con ellos el siguiente fin de semana.
Sus padres estaban tan felices de ver a su hijo contento, que querían asegurarse de que ese tal "Ravi" era real y no producto de la imaginación de Leo. Ya que a él nunca, durante el tiempo que vivió con sus padres, le conocieron un amigo y ni que decir después de que se fuera a vivir solo.
— ¿Y qué me dices? — preguntó Leo con la esperanza mezclada con alegría en su voz.
— Suena bien. Además, hace tanto tiempo que no como una buena comida casera — le dijo un sonriente Ravi.
Una pequeña punzada parecida a una descarga eléctrica recorrió el cuerpo de Leo al ver tan contento a su amigo, que incluso a él mismo sorprendió. Y al igual que Ravi, también sonrió, solo que el menor no pudo verla porque como siempre, Leo tenía cubierta su boca y nariz con un cubrebocas.
* * *
La imponente mansión de los Jung no fue lo que más sorprendió a Ravi, sino lo que lo hizo mirar dos veces a cada lado era lo pulcro y bien organizado de todo, tanto que una extraña sensación se apoderó de él en cuanto pisó el suelo de la entrada, después de que pasara por el cuarto para descontaminarse del ambiente externo.
Leo lo recibió, pero no lo hizo como habitualmente solía verlo, luciendo ropa menos formal y más cómoda, Ravi pudo apreciar por primera vez su sonrisa delicada, acción que hizo que su corazón latiera sin motivo aparente.
— Y cuéntanos Ravi, ¿a qué te dedicas?
— Soy analista de riesgos, señor.
— ¡Oh! que interesante, Leo mencionó que acabas de mudarte.
— Si, por mi trabajo suelo viajar mucho.
Aunque Ravi no solía hablar mucho de él, la confianza que sintió al estar con Leo y su familia era algo que él simplemente no logró identificar en su momento. Y quizás el tener de cierta forma algunas similitudes en sus fobias, ya que a Ravi no le gustaba ser tocado y Leo odiaba tocar lo que no estaba higiénicamente limpio, parecía que esa simple acción hacía que se completaran sin querer. Y eso a Ravi comenzaba a gustarle.
El sonido de la risa de Ravi aún retumbaba en la mente de Leo mucho tiempo después de que éste se fuera. Mirando el espacio que lo rodeaba, Leo pudo reflexionar un poco acerca de su vida y de lo que él creía era una vida perfecta. Pero ya que él nunca se había dado la oportunidad de enamorarse de ninguna persona, una gran interrogante surgió en su interior y al pensar en Ravi, un cierto cosquilleo le alegraba el corazón.

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Monday [WonTaek]
Hayran KurguFobia: Temor intenso e irracional, de carácter enfermizo, hacia una persona, una cosa o una situación.