No es lo que crees

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Mi mente quedó en blanco unos momentos mientras lo veía bajar por las escaleras, entré al apartamento y empecé a buscar a Tony con la mirada, cuando lo veo sentado de espaldas en una de las sillas del comedor...

-Ann- Tony...

-Tony- Jugaste conmigo

-Ann- ¡¿Qué?! ¡Claro que no! ¡Te equivocas!

-Tony- N-no soy nada para ti, fui un tonto

-Ann- Eres mucho para mí Tony, yo...- Me interrumpió repentinamente

-Tony- ¡MENTIRA!- Tony arrastra la silla para levantarse, al voltearse puedo ver que estaba llorando, estaba muy triste, ya no era tan duro como parecía ser...- Sólo sientes lástima por mí

-Ann- Sabes que no es así, no te lastimes con eso

-Tony- No... ¡eres tú quien me lastimó!, claro, ¡yo soy solo un niño!. ¡Él es un hombre, ¿no?!-Dijo bajando la mirada tratando de contener la rabia

-Ann- No pasó lo que piensas, ¡entre él y yo no hay nada!

-Tony- ¡No te creo!

-Ann- ¡Tienes que hacerlo!, justamente se me declaró hoy y... me robó un beso

-Tony- Pero te gusta

-Ann- ¡No es así, Tony!, ¡No es así! ¡Deja de decir tonterías!

-Tony- A mí no me engañas, Ann. Sabes bien que te gusta

-Ann- Aun así, no es para tanto, no como para verlo de esa forma

-Tony- Sólo seré para ti un hermano después de todo...

-Ann- Tony...

-Tony- Iré a dormir. Buenas noches- Fue lo último que dijo antes de dirigirse a la habitación, y yo no me atrevía a acostarme aún, y es que estaba bastante incómoda con ésta situación, pues Tony me gustaba bastante y, ahora, ya había logrado pasar un poco del límite, pero ahora viene Miguel a complicarlo todo.

Pasé la noche en el sofá, y al día siguiente me desperté temprano para llamar a la directora del liceo en donde había inscrito a Tony para avisarle que no podría asistir por algunos problemas, y que lo más seguro sería que empezara las clases el nuevo ciclo, fue algo incómodo pues ella había hecho todo lo posible por ayudarme y ahora le estaba cancelando.

Estaba estresada con todo el asunto, y encima, Tony no quería salir a desayunar. Le pasé por la ranura de la ventana del cuarto un plato con comida, pero dudo que lo vaya a probar siquiera. Se hizo el medio día, y ya estaba preparando el almuerzo, fue uno de los días más callados en esa casa, con un ambiente tenso, el timbre rompió el silencio y a la vez me tomó desprevenida, di un pequeño brinco del susto, para después ir rápidamente a la puerta gritando un "ya voy, ya voy", al abrir la puerta veo a una chica de unos diecisiete o dieciocho años, pelirroja, bastante sensual y con un aire de superioridad que era notorio...

-Ann- ¿Te puedo ayudar?, estoy en la cocina

-???- ¿Eres Ann?

-Ann- Pues sí, y... no te conozco

-???- Es comprensible, yo apenas te estoy conociendo hoy, ¿puedo pasar?

-Ann- No sin antes decirme a qué has venido

-???- Pues tenemos a una persona en común, Miguel. Le has estado dando clases de alemán, tengo entendido

-Ann- ¡Ah sí! Justamente... ¿Le pasó algo?

-???- No, es solo que necesito hablarte sobre él

-Ann- Bueno, puedes pasar- Dije mientras le abría paso hacia el departamento. Ella entró y paró en la sala, sólo examinando el área con cara de desagrado esperando a que yo entrara...

-Ann- Te puedes sentar -Dije mostrándole el sofá

-???- No, gracias, lo que diré es bastante breve

-Ann- Vale

-???- Mi nombre es Cloe, soy la prometida de Miguel

Amor blindadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora