101° Extra - Cumpleaños de London (2/2)

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Ya era de noche, todo el cielo estaba completamente oscuro, haciendo notar la luz de la luna y el brillo de las estrellas. Es decir, que ya tendría mi regalo sorpresa. Salimos de mi casa hacia el auto de Landon ¿recuerdan su auto? Es tan lindo, como quisiera uno como ese..

¡Esperen! ¿Y si me regala un auto? No, no lo creo.

Landon se adelanta abriendo la puerta del copiloto para que yo pueda ingresar, entro y Landon cierra la puerta. Rodea el auto entrando por la puerta del conductor, coloca las llaves y enciende el auto. Poco después veo pasar las casas a una velocidad normal.

Desvío la mirada hacia el rostro de Landon, tiene un muy lindo ceño fruncido. Está pensando en algo, siempre hace ese ceño cuando lo hace.

Él me atrapa en el acto, me sonríe tiernamente y yo le devuelvo la sonrisa.

   — ¿En qué piensas Landon Harries? — levanto una ceja, a sabiendas de que no me está viendo.

— En nada chica misteriosa— responde con una pequeña risa.

— Ya no soy la chica misteriosa— le saco la lengua, cruzándome de brazos.

— Pero si eres mi chica ¿verdad?— pregunta con la vista en mí y luego en el volante.

— Quizás, la verdad no lo recuerdo— me hago la desentendida, girando la cabeza hacia un lado.

   —  ¿Quieres que te lo recuerde?— brinda una sonrisa de galán, sin percatarse de nada.

  — ¡Landon cuidado! — desvía la mirada hacia al frente al escucharme, dándose cuenta que un auto venía en nuestra dirección. Landon frena con brusquedad, evitando así un futuro accidente, aunque no se libra de unos cuantos insultos de parte del otro conductor — ¡Idiota casi chocamos! Mantén la vista en el volante — ordeno cruzando los brazos, frunciendo ligeramente el ceño.

  — Pero..— titubea, gira la cabeza hacia mí y luego al frente, así consecutivamente.

— Vista al frente — levanto mi dedo índice

Y así es cómo se controla la situación.

Qué susto de muerte he pasado.

Después del sermón que le propiné sobre ser un conductor responsable y él entornando los ojos. Logré escuchar música a la distancia, una bastante alta, como las de una fiesta. Algunas luces se divisaban a lo lejos, mientras más nos acercábamos se podía apreciar mejor.

Esperen, conozco este camino.

Por suerte llegamos en poco tiempo. El auto fue perdiendo velocidad en pocos segundos, hasta detenerse frente a la casa de Zoe.

— Debí suponerlo— entorno los ojos, suspirando.

  — ¿El qué? — un gesto de confusión se hace presente.

  —  Que mi sorpresa sería en la casa de Zoe— bufo, levantando algunos mechones del frente —Me hubieras puesto una venda en los ojos, habría sido más interesante —  hago un mohín.

  —  Sí, sobre eso.. se me había olvidado— se rasco la nuca, mostrándose arrepentido.

  — Mr. despistado — suelto de improvisto, abriendo la puerta del copiloto colocando un pie fuera para salir.

  — Tú no cambias — al salir del auto, niega con la cabeza, riéndose.

Ingresamos a la casa de Zoe, esquivando a algunas personas ebrias, estaban muy pasados de copas. El ambiente era denso, costaba un poco respirar. Algunos bailando, otros besándose, lo que siempre encuentras en una fiesta. Una mesa llena de vasos con alcohol y subiendo las escaleras, las diversas habitaciones de Zoe. 

Landon y London #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora