Capítulo 14

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Los ojos de Ken se abrieron con sorpresa al ver a Leo en medio de la entrada con un paraguas en la mano. Tragando algo de saliva se atrevió hablar no estando muy seguro de hacerlo.

— ¿Leo?

— Hola — dijo este sin perderlo de vista.

— ¿Qué estás haciendo aquí, bajo la lluvia? — preguntó aún algunos metros lejos de Leo.

— Te estaba esperando.

— ¿Esperándome... a mí? — dijo parpadeado un par de veces sin creer lo que había escuchado.

Ken se acercó a Leo lentamente, compartiendo el paraguas finalmente. Después de todo lo que había pasado con Ravi, el estar al lado de Leo le era un tanto irreal, pero no por eso su corazón no dejaba de latir desbocado. Tratando de no hacer caso al remolino de emociones que se producían en su interior, comenzó a caminar junto a él.

— ¿Estabas con Ravi? — Leo preguntó.

— Si... él, quería hablar conmigo — dijo Ken con la mirada en el suelo, pero entonces al ver de reojo a Leo sintió ganas de decirle lo que había sucedido, pero se contuvo y terminó por decir otra cosa — Ravi... Ravi me propuso que me casara con él.

— Así... ¿Qué respondiste? — preguntó sereno.

— Yo... lo que le haya dicho no es asunto tuyo — dijo arrepintiéndose de decirle la verdad.

— Supongo que no — confesó sincero Leo.

— Además... voy a mudarme con mi papá, al negocio le ha ido bien así que ya no tengo porque vivir en tu casa, al fin podrás ser libre.

— ¿De verdad lo amas? — le preguntó como si lo que acababa de decirle no le importara.

— ¡Claro que sí! — le dijo Ken deteniéndose — porque Ravi me ha querido desde siempre.

— ¿Te enamoras de todas las personas que dicen amarte? — le dijo Leo deteniéndose también colocándose frente a Ken.

— ¿Es malo eso? — dijo reflexivo — Porque yo, estoy cansado de amarte y que tú no me correspondas. Estoy cansado de amarte por tres largos años... además tú ya tienes a N.

— ¡Tú me amas a mí! — gritó con frustración Leo, asustando un poco a Ken con su reacción — ¡No serás capaz de amar a nadie más!

— Tan arrogante como siempre ¿No?... Pero es cierto, es justo como dices — le dijo sin atreverse mirarlo a los ojos — ¡¿Pero qué puedo hacer si no puedo evitarlo?! ¡Si al fin de cuentas, tú no me amas como yo te amo a ti! — le respondió gritando mirándolo esta vez, derramando algunas lágrimas, que se mezclaban con la lluvia.

Sorprendiéndose de sus propias palabras, Ken se congeló por completo cuando sintió la mano de Leo acariciar su mejilla, al tiempo que soltaba el paraguas que sostenía con la otra mano, y acercando su rostro al de él, lo besó.

Pero este no fue un beso como ninguno de los anteriores, este era un beso con mayor pasión, más necesitado, y lo único que tuvo que hacer Ken fue rendirse ante aquellos labios que dulcemente tomaban los suyos. Cerrando los ojos le respondió a Leo con la misma intensidad que él estaba ejerciendo en sus labios.

— No vuelvas a decir que amas a otro hombre... y recuerda que... te amo.

Ken lo abrazó sintiendo calor en sus mejillas y ese tan particular pero maravilloso cosquilleo en su estómago, al tiempo que era envuelto por los brazos de Leo.

— Te acuerdas de... ¿Cuántas veces nos besamos? — le preguntó después un largo minuto.

— Si, cuatro — dijo seguro Ken, separándose de él para responderle.

With Eyes Closed [KEO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora