6. Extraños en la Noche

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Ginger sentía su cuello mojado, las lágrimas de aquel hombre caían sobre ella. Se apartaron y al verlo sentarse decidió ir por un vaso de agua, ella no entendía el porque de la repentina decisión por parte de Allice, Ginger sabia que Jeffrey no habia hecho nada malo, pero la decisión de ella por dejarlo en plena noche de San Valentín, no fue nada agradable. Le ofreció el vaso de agua y el hombre temblando le contaba como pasó todo, como se sentía, tenia furia, decepción, tristeza, estaba confundido.

—¿Lo devolverás? —preguntó ella al señalar la caja.

—Quédatelo.

Ella lo miró extrañada.

—¿Qué?

—Esa vez te lo probaste, te quedaba muy bien, apuesto a que ni a ella le hubiera quedado tan espectacular como a ti. —sonrió por lo bajo.

A ella le gustó su sonrisa, veía como pasaba sus dedos por sus cabellos, se puso de pie, cogió la caja y se retiró a su cuarto.

Se colocó el vestido, y unas pequeñas ballerinas, se soltó el cabello, tomó uno de los abrigos que Arthur solía dejar y se dirigió hacia la sala.

—Quitate eso, ponte este abrigo que vamos a pasar San Valentín.

El hombre la vio de los pies a la cabeza, y no estaba equivocado. Le quedaba hermoso.

La noche era solitaria, habían parejas de la mano, otras cenando, la avenida principal parecía un escenario de una película romántica. Por momentos charlaban de como eran sus vidas antes de que ellos se encontraran, reían, bromeaban. Caminando por un gran parque del centro de la ciudad, un vendedor ambulante ofrecía rosas rojas a un dolar, Ginger no se percató de aquello así que solo siguió caminando y hablando creyendo que Jeffrey la escuchaba, pero al voltear y verlo comprar aquella rosa, no sabia que sentir exactamente.
Él pagó y volteó en dirección a ella, sonrió, se acercó y le dio el regalo.

—Tu también te mereces un buen San Valentín. —ambas manos chocaron cuando este le entregó el presente.

—Lo aprecio mucho... —susurró.

Eran dos extraños en la noche que iban intercambiando miradas, Jeffrey se perdía sin querer en la sonrisa de ella, y Ginger, sin querer se perdía en los ojos de él, y entonces esa pregunta apareció repentinamente: "¿cuáles eran las posibilidades de que ambos estuvieran compartiendo el verdadero amor antes que la noche se acabara?"

Para Ginger, algo en sus ojos era tan atrayente.
Para Jeffrey algo en su sonrisa era tan excitante.
Algo en sus corazones dijo que deberian de tenerse.

Eran extraños en la noche, dos personas solas, y recordaron ese momento; cuando se dijeron su primer "hola", no sabían que el amor estaba a una mirada de distancia.

Los dos se detuvieron cerca de un festín, un restaurante al aire libre que mostraba a sus mejores músicos tocando blues, ambos observaron a parejas bailando, besándose, charlando. El hombre volteó, miró su perfil y se preguntaba como rayos Arthur no la apreciaba, cogió su mano y ella alzó la vista, se miraron sabiendo que debían de tenerse, solo que ninguno lo podía confirmar con certeza.
La acercó a la pista, colocó la otra mano en su cintura sin apartar sus ojos de ella, le acomodó el mechón del cabello con la otra mano y empezaron un baile apretado, pero a la vez cálido de distancia.

—Me gusta este San Valentín. —dijo a milímetros de ella.

—Nunca lo habia pasado de esta manera. —respondió ella.

—La he pasado mejor de lo que tenía previsto. —se acercó un poco.

—Opino lo mismo... —susurró mientras se acercaba un poco mas.

Y las respiraciones se escuchaban mas fuertes, el hombre miraba sus labios, ella observaba sus ojos y sus labios y lentamente quería cerrar los ojos, pero Jeffrey recordó que no podía ilusionarse rápido, y Ginger recordó que Arthur saldría herido por el acto que podrían cometer.

—Es el día del amor y la amistad, eres mi amiga, gracias por todo esto. —murmuró él haciendo que ambos se separen lentamente.

—No quería verte triste. —agachó la mirada.

La noche seguía en pie, ella sentía el frió chocar en ella, él al notarlo se quitó el saco que ella le habia prestado antes de salir de casa, se lo colocó, no la miró y solo puso ambas manos sobre los bolsillos de los pantalones. Ginger lo observó y no supo que debería de hacer, era el hombre perfecto, estaba confundida, debía de acabar con esos sentimientos.
Jeffrey suponía que tenia que sentirse solo y desconsolado, pero Ginger hizo un giro de 360 grados y cambió todo por completo.

Y desde la noche que han estado juntos, ambos no sabían que prácticamente se habían enamorado a primera vista. Resulto tan bien, para unos extraños de la noche.

—Gracias por ser mi gran San Valentín. —logró decir, haciendo que ella sonriera.

Fín del capítulo 6.

San Valentín «Jeffrey Dean Morgan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora