Ambos estaban sentados, el uno frente al otro. El pelinegro sostenía una mochila, la castaña movía con impaciencia sus manos. Tenía que decirle la verdad.
—No era necesario que esperes tanto... —dijo ella.
—Por alguna razón sabia que vendrías a aclarar todo. —sonrió.
—Arthur...
—Ginger, seamos sinceros. —pronunció seriamente.
—¿En qué aspecto? —trató de no mostrarse nerviosa.
—¿Creíste que no me iba a dar cuenta en la manera cual lo mirabas? ¿Creiste que no me iba a dar cuenta el hecho que te empezabas a preocupar mas de lo debido con él? Él te daba todo ese cariño, que quizá yo no te pude dar. Él te dio ese San Valentín que yo nunca pude darte. ¿Qué? —rió—. ¿Creías que no lo sabia? —sonrió—. No dije nada esa noche por lo risueña que estabas, no dije nada por tu ilusión intacta. Sabia que te habia perdido desde que él te miraba mientras trabajaba en aquel segundo día de trabajo, aquel día que discutieron ustedes dos en la cocina. Quizá él en ese momento no te veía de la misma manera la cual tu sientes ahora, pero, ya tenia tu atención. Ya era una parte de ti. —juntó sus manos en una palmada—. Se que me dejaste por ir a verlo, se que ambos estaban hablando antes de que yo entrara a tu trabajo, los vi, y creí por un momento en que aún tendría una oportunidad contigo. Por el hecho que se habían distanciado. Pero, la verdad es que uno nunca puede separar a dos almas cuando están destinadas a quererse. ¿O me equivoco? —la observó—. Quizá estaba destinado, que pases por muchos romances; incluyendo este, para que luego encuentres a la persona ideal. Eres y siempre serás alguien muy especial para mi.
—Arthur, no sabia como decírtelo. Yo sentía que me enamoraba de él mas y mas, no podía controlarlo... —sonaba desesperada—. Siento mucho haberte decepcionado, nunca fue mi intención y jamás pasó a mayores. Solo, nos besamos, ¡y acaba de pasar! —tenia los ojos llorosos—. Lo siento demasiado, nunca pude ser sincera, te hice daño indirectamente, creía que eso era una ilusión y que iba a pasar, pero no pasaba y cada día me asustaba. Temía por tu reacción, temía por la amistad que tenía con él, pero al final, creo que eso se acabó. —murmuró—. Lo dejamos todo. Me dijo que fuera contigo, y tiene razón...
—¿Razón en qué? —rió—. Solo me harías mas daño, ¡los tres saldríamos heridos Ginger! —el hombre no quería llorar, pero era inevitable—. ¡Y mucho mas ustedes dos! Yo entiendo su situación, pero él dejó que te fueras conmigo sabiendo que no me amas, teniendo una esperanza en que vuelvas a enamorarte de mi... —suspiró—. Pero él, esta sufriendo por no tenerte. Y yo seria muy egoísta si dejo eso suceder. —el hombre de cabellos negros observó a la castaña, se puso de pie, sostuvo su maleta y desde lo alto la vio sentada—. Quiero verte feliz. —sonrió—. Gracias por todos estos años maravillosos que hemos pasado juntos. Ahora, recogeré mi pijama, cepillo y algunos pequeños objetos, y pasaré a retirarme. —añadió—. Espero que nos volvamos a ver y me cuentes como termina todo. —trató de no llorar—. Se feliz Ginger.
La castaña quedó en shock, observaba a su ex pareja ir y salir de la habitación, lo veía sacar sus cosas, empacarlas, algunas botarlas. Arthur se mostraba con una ligera sonrisa, aunque estaba destrozado por dentro, tenía razón, no podía ser egoísta con ambos. Tenía que dejarla ir.
Arthur la vió por última vez, sonrió y se retiró.Aquel día habia sido muy duro, agotador y devastador. Tres personas habían salido heridas, Jeffrey, quien aún permanecía en su casa tomaba un par de tragos, quería desaparecer el vacio que estaba teniendo, cogió el teléfono, marcó a la casa de Douglas y esperó a que contestara.
—¿Diga? —respondió el pelirrojo a través del teléfono.
—Soy yo, Jeffrey.
—Hola Jeff, que sorpresa. —sonaba alegre.
—Renuncio al empleo. —aclaró.
—¿Tu qué? —preguntó.
—Al momento de entrar, dije que solo trabajaría para conseguir el dinero por San Valentín, para Allice. Y como ya sabemos, esa fecha pasó hace mucho. La verdad no sabía porque seguía trabajando...
—Todo esto ¿es por Ginger?
El hombre mantuvo un silencio corto.
—Solo dile que ahora podrá trabajar tranquila. —finalmente contestó—. Es lo único que te pido, y no te preocupes por el salario de marzo, estoy bien con el de febrero.
—Jeffrey sinceramente...
El hombre le cortó la llamada, se sirvió mas alcohol en su vaso y el control se le iba de las manos.
Lo que él no sabia era de que no debieron de tomarlo de mala manera. Ginger sabia en quien se convertiría era él con cada paso que daba hacia ella, y viceversa. Solo habían días azules o negros hasta que se creaban unas clases de perfecciones eléctricas extrañas en cada vez que ellos coincidían. Así que sin querer los dos se enamoraron solo un poco, todos los días, sin medir las consecuencias.
Pero no querían que eso acabara de aquella manera.
Fin del capítulo 9.
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San Valentín «Jeffrey Dean Morgan»
Fiksi Penggemar«Había amor alrededor, pero nunca lo he oído cantar. Nunca lo he oído para nada, hasta que llegaste tú.» Ella tiene un novio que es columnista, con el que ha pasado muy poco tiempo en sus años de relación. Pero a pesar de todo, ella cree que es el i...