«Había amor alrededor, pero nunca lo he oído cantar. Nunca lo he oído para nada, hasta que llegaste tú.»
Ella tiene un novio que es columnista, con el que ha pasado muy poco tiempo en sus años de relación. Pero a pesar de todo, ella cree que es el i...
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—Te recuerdo que usted esta aún en una relación. —dijo Kathy haciendo que Ginger despertara de sus ilusiones—. Deja de verlo... Aunque sea se mas discreta... —sonrió picaramente—. No seas como él, que es un poco obvio...
—¿Obvio en que sentido? —preguntó mientras ordenaba algunos libros.
—¿Han pasado tres semanas y no te has dado cuenta? —preguntó irónicamente.
—Aveces lo dudo... —respondió creyendo saber a que se referia su pregunta.
—¿Que él siente algo por ti? —Ginger solo asintió—. Linda... ¡Él se muere por ti! —chilló y la joven castaña intentó callarla.
—No creo que sea cierto, en serio lo dudo Kathy... Ademas, siendo amigos todo esta mejor. —hizo una pausa—. No puedo hacerle daño a Arthur.
—¿Aún te gusta Arthur? —preguntó su amiga.
—Obviamente, él es mi enamorado. —respondió mientras evitaba verla.
—Mirame a los ojos y vuelvelo a confirmar Ginger... —sonrio.
—No se que me sucede... No quiero hacerle daño, no quiero serle infiel... —pasó ambas manos por su cabeza.
—No le seras infiel si hablas con él de una vez, no lo serás si ambos terminan...
—En San Valentín casi nos besamos, toda esa tensión... Dios mio Kathy debiste de estar ahi y ver como era toda esa noche... Eramos, los dos... —respiró apresuradamente—. Parecíamos algo mas, queríamos algo mas... Sabiamos que teníamos que estar el uno con el otro. —la miró—. Lo que siento, no puedo decirlo... No puedo explicarlo y no quiero aceptarlo.
—Esa emoción que no puedes explicar, significa que te estas enamorando mas y mas, Ginger, tienes que aclarar todo, por tu bien, por el bien de Jeffrey y el de Arthur.
La castaña, miró asustada a su compañera y al instante miró a Jeffrey quien se encontraba a unos veinte pasos de ella ordenando también los libros que quedaron por todo el local. La gente trabajaba arduamente, era el último día de la semana, cada quien merecía un buen descanso por el feriado de dos días, pero Ginger no tenia cabeza para feriados o descansos, sino, para tomar una buena decisión de todo. No habían hablado desde San Valentín, todo entre ellos se habia congelado. Pero las miradas que uno a uno discretamente se lanzaban, seguía y no habia donde acabar.
Ginger se quitó el delantal, y retiró sus cosas del casillero, al cerrarlo notó un brazo apoyado al lado.
—Hola. —dijo el hombre que le habia quitado el habla durante tres semanas.
