—Buen día —dijo Ginger al entrar al trabajo.
Nadie dijo nada, los tres empleados la observaron. No dijeron ni una sola palabra, la vieron entrar, pasar por el pasillo de libros, y dirigirse a la parte de la cocina. Ella tenia nervios de encontrarlo, no sabía que iba a hacer, no sabía como iba a reaccionar. Tuvo miedo.
—Ginger... —se acercó Kathy.
—¿Qué sucede? —preguntó nerviosa.
—Él renunció.
Las palabras le cayeron como un balde con agua fría, habia huido, aquel: "pensé que lucharías por los dos", al parecer no le tomó importancia y solo se fue.
—El dijo... —añadió Douglas—. Que ahora por fin trabajarás tranquila...
Ella volteó y lo observó con los ojos rojos, llorosos y brillosos.
—Si eso es lo que desea, por mi esta bien. Igual nunca me importó. —mintió, su voz estaba entrecortada—. ¡Qué esperan! —gritó—. ¡A trabajar!
Sus compañeros la observaron, estaban asustados y a la vez apenados. Ni ella ni él habían hablado sobre aquella noche, pero era tan obvio y a la vez tan doloroso.
Dos días después, Jeffrey se dirigía hacia su nuevo trabajo, iba a ser periodista, su jefe lo había llamado, pues, decía que un columnista quería entrevistarlo ya que le parecía que los actuales periodistas de televisión no ganaban muy bien. Jeffrey aceptó, y mientras subía las escaleras para dirigirse a su oficina, no sospechaba que él, iría a verlo.
Abrió la puerta y ahí estaba el pelinegro que sostenía una grabadora y una libreta.
—Jeffrey —dijo un hombre de edad, quien vendría a ser su jefe—. Este muchacho va a entrevistarte. —se dirigió a la puerta y mientras le daba una palmada en la espala añadió—. No nos hagas quedar mal, hombre.
La puerta se cerró, dejando a ambos hombres en la misma habitación, habia una gran tensión, el pelinegro dejó su libreta, su grabadora y tomó asiento frente al escritorio.
—Ya me inventaré algo. —dijo Arthur referente a la supuesta entrevista.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Jeffrey.
—Vengo a aclarar todo. —fue sincero.
—Si es sobre Ginger, debes de saber que ella ya tomó una decisión...
—No. —interrumpió—. Yo fui el que tomó la decisión. —añadió—. ¿Crees en el amor a primera vista? —aquella pregunta confundió al hombre mayor.
—Estoy seguro de que pasa todo el tiempo. —respondió.
—Y eso pasó con ustedes dos. —sonrió el menor—. Hablé con ella, y no podía quedarse conmigo, no podía ser infeliz sabiendo que tu también sientes lo mismo. No lo catalogo como una infidelidad, ella fue sincera, aunque le costó, pero lo hizo, habló conmigo y me dijo la verdad. Y no puedo oponerme.
Jeffrey no creía lo que Arthur le acababa de confesar. No entendía porque reaccionaba así, pensaba que se lo iba a tomar de otra manera, pero Arthur entendió, comprendió y aceptó que no puede ser egoísta con la persona que ama.
—¿Por qué haces esto? —preguntó Jeffrey incrédulo mientras se sentaba frente a él.
—Seré sincero. —agachó la mirada por unos segundos—. Sentí celos al inicio, la manera la cual ella era contigo, como se preocupaba por ti, como te miraba, como hablaba de ti. Todo. —rió—. Pero ella trataba de controlarse y yo lo notaba todo el tiempo —hizo una pausa—. Fue fuerte al no mostrarte sus emociones, me dijo que pensaba que era una ilusión y que pasaría, trataba de olvidarse porque sabía que estaba conmigo, pero eso es una situación tan difícil. Y la entiendo Jeffrey, ¿por qué dejaste que venga conmigo? No solo tu ibas a salir herido, los tres lo hicimos. —sacó una pequeña cajita negra y se la mostró—. He pasado cinco hermosos años con ella y creía que ya era tiempo. —lo dejó en la mesa y se puso de pie—. Úsalo cuando lo creas conveniente, ustedes dos están destinados a estar juntos. —rió—. Como le dije a ella: puede ser que ambos hayan tenido que pasar por muchos romances hasta encontrarse uno con el otro, saben que tienen que tenerse. —recogió sus cosas—. Qué esperas, ve por ella.
Arthur cruzó la puerta, dejando a Jeffrey a solas pensar. "¿Puede alguien encontrarme alguien a quién amar?" Pensaban ambos a distancia cada mañana, cuando se levantaban sentían que morían un poco. El corazón roto es un sentimiento horrible, como una enfermedad, algo así como no poder quedarse de pie.
Ginger juró llorar por última vez la mañana en la que fue al trabajo y no lo encontró; hace dos días, se miró al espejo y prometió ser fuerte. "¿Señor que me estas haciendo?" Se preguntó, no tenía ayuda.
Así que después de esos dos días, ambos juraron trabajar arduamente, hasta olvidar, hasta hoy.Jeffrey decidió, que no se iba a dar por vencido. Porque habia encontrado a alguien a quien amar, con una pequeña ayuda de quien menos esperaba.
Fin del capítulo 10.
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San Valentín «Jeffrey Dean Morgan»
Fanfic«Había amor alrededor, pero nunca lo he oído cantar. Nunca lo he oído para nada, hasta que llegaste tú.» Ella tiene un novio que es columnista, con el que ha pasado muy poco tiempo en sus años de relación. Pero a pesar de todo, ella cree que es el i...