#0: Introducción

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#0: INTRODUCCIÓN

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#0: INTRODUCCIÓN

Las cosas horribles que viví me han hecho concluir que la vida no se guía por otra cosa más profunda, simple e irrefutable que la suerte.

Utilizo este pensamiento de una forma abierta, mas no como una excusa; sólo intento buscar una explicación a la simple pregunta «¿por qué a mí?» y quitarme de encima el peso de la culpa, ya que se necesita una buena porción de estupidez para caer una vez por el chico malo, pero se requiere la colaboración de las malas vibras para que yo, una muchacha más o menos inteligente y además conocedora de varias experiencias similares a través de los libros, arriesgara todo para quedar herida una segunda vez.

Los recuerdos son nubes confusas en mi cabeza; a veces creo que pertenecen a otra Anahí diferente a mí, quizá a mi versión escandinava, y que fueron colocados a la fuerza en mi memoria mientras dormía. Son bichos deformes e ilógicos que me hacen sentir vergüenza ajena. Coloco cierto esfuerzo en encontrar lógica a mis actitudes pasadas, pero sólo encuentro un vacío. Por supuesto: mi yo adolescente fue guiada por un montón de cosas..., menos por la razón.

Es complicado recordar acontecimientos que parecen ser de otra persona, por lo que confundo nombres y situaciones con bastante facilidad. La vida tranquila que llevo delata que he tomado buenas decisiones, que me enderecé antes de caer en un mal inevitable. De cualquier manera, escribiré en estos cuadernos los hechos enrevesados  y poco triunfantes para avanzar a la próxima página que la vida me ofrece y, luego de tanto tiempo, al fin cerraré la última etapa que aún me sigue molestando: ¿tomé la decisión correcta?

Domingo era un huracán. Davián una suave llovizna. Ambos arrastraron, de forma directa o indirecta, a esta pobre muchacha a un padecer llamado enamoramiento. Revolvieron mi realidad con la fuerza del viento hasta convertirme en alguien diferente, incapaz de poner a ninguno antes que a mí.

Mi mamá me compraba extensos cuadernos de más de cien hojas con la idea de que los llenara de mis rayones desesperados, pero he guardado este específicamente para cumplir un propósito secundario: desahogarme. Pensar. Liberar el pedazo de alma que aún aprieta fuerte cada vez que me recuerdo de ellos, los chicos de las pecas en la espalda. Repetir que, al elegirme a mí misma antes que a nadie, tomé la decisión correcta: la única decisión sana.

A veces siento que mi cabeza está hundida en el fondo del mar lo más lejos posible de mí. Mis palabras son garabatos inentendibles sobre la hoja; la furia empieza a dejar profundos tachones sobre el papel y poco se entiende de mi tosco lenguaje. Cuando acabe, lanzaré los pedazos de vida al mar con la esperanza de que algún náufrago encuentre entretenida mi catastrófica adolescencia. Entonces, después de cinco años y medio, al fin podré dormir sabiendo que he liberado gran parte de lo que asumo parte esencial de quien era, quien soy y quien seré.

Dibujos. Todo es acerca de los dibujos y un tonto bloqueo creativo que me impidió ser yo por casi dos años.

-Anahí.

Los dibujos de Anahí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora