Capítulo siete: Yūsuke.

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Costó algo de trabajo pero Seiryum dejó a Kuwabara salir, y cuál madre le advirtió “no hagas que me arrepienta, Kazuma, porque te golpearé.

— Mi hermana puede ser muy sobreprotectora a veces... —dijo Kuwabara evitando el silencio— ¿Qué clase de excusa usaste tú, Kurama? Supongo que tu familia no sabe que eres un zorro.

— No, claro que no lo saben. Yo solo le dije que saldría y que regresaría tarde.

— Es envidiable tu libertad... —susurró— ¿Cuántos años tienes aproximadamente? Es decir, sé que eres un bandido legendario y has de tener tus siglos, ¿verdad? ¿Pero qué hay de esta versión tuya, la que se ve como humano?

— Diecinueve años, esa es la edad de Suichi Minamino. —respondió.

Y antes de poder seguir charlando, se percataron que habían llegado a casa de Yūsuke, donde fueron recibidos por su madre.

— ¡Botan! —dijo al verla.

— Buenas noches, Señora Urameshi.

— ¡Kuwabara! ¿Qué te trae por aquí? Hace tiempo que no te veía. —agregó la señora.

— Buenas noches, señora Urameshi. Queríamos hablar un momento con Yūsuke, si es posible...

— Ya saben cómo es Yūsuke, sale y nunca me dice a donde va o sí regresará.

— Ya veo... —susurró pensativo Kuwabara, tratando de descifrar donde pondría estar— Le agradezco su tiempo y disculpe las molestias. —agregó al tratar de no perder más tiempo y continuar con la búsqueda.

— Alto. —los detuvo la mujer preocupada— ¿Pasó algo malo?

— Oh, no. No tiene de que preocuparse, solo queríamos invitarlo al karaoke. —respondió Kuwabara y allí termino la charla con una “mentirita piadosa”.

Debían buscar a Yūsuke rápido, lo más rápido que pudieran.

— ¿Dónde podrá estar? —se preguntó Botan en voz alta.

— Botan, tú puedes volar, ¿verdad? —preguntó Kuwabara y ella asintió con la cabeza— ¿Y tu, Kurama?

— No.

— Ni yo.

— ¿No puedes usar tu látigo de rosa cómo Spiderman usa las telarañas? —preguntó y Kurama lo miró con gran confusión y una gota en el rostro para acabar respondiendole que nunca se le había ocurrido comparar su látigo con las telarañas de dicho superhéroe.

Volviendo a la búsqueda; ya era muchos más de media noche y aún no podían dar con Yūsuke. Ya habían ido a la plaza y sus alrededores, al restaurante del señor Yukimura (padre de Keiko), al karaoke y la estación de metro y subterráneo también. Incluso pasaron por casa de Yūsuke otra vez pero ya todas las luces estaban apagadas.

— Estoy cansada. —dijo Botan exahusta.

— ¿Dónde podrá estar? —bufó Kuwabara— Busquemos una última vez y luego descansemos un rato. Yo ya tengo sueño.

— De acuerdo. —aceptó Kurama— Entonces yo veré en la estación otra vez.

— Y yo recorreré la plaza y alrededores. —dijo Botan.

— Buscaré en esta área. —agregó Kuwabara— Nos veremos en la fuente de la plaza en cuarentena y cinco minutos.

Una misión más. [Primera parte] -Yu Yu Hakusho-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora