La chica nueva

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Abri los ojos, ya era de mañana y estábamos desparramadas en la sala, mi gata estaba arriba de Jazmin, espero que no la mate...no pregunten. 

Mire el reloj, ya eran las nueve. Me levanté -la broma para mi hermano- Fui para arriba y al parecer aún no llega a casa, sino estaría con mi cara rayada o con mi ropa mojada con agua de retrete.

 Me fui al baño y al ver mi cara estaba totalmente rayada con plumones, Ay Dios....

-Malditas.- 

Bajé por una cubeta, le agregué hielos para que naciera la magia.

-¿¡Quien de todas ustedes me hizo esto?!- Grité antes de tirarle el agua a todas en sus cabezas.

-¡Oye!.- Gritó Constanza furiosa. 

Se quedaron en silencio hasta que miraron mi rostro y comenzaron a reírse.

-Ya sabes que pasa cuando eres la primera en caer.- Jazmin levantó sus hombros e hizo una cara obvia.

-¿Todas participaron?- Pregunté.

-Si.- Dijeron todas en coro.

-Desgraciadas...-

Me fui de la sala para ir a ducharme y quitarme los rayones de mi rostro. Luego de una reconfortable ducha bajé para preparar el desayuno y seguían durmiendo, a pesar de que estaban mojadas y estaba helando.

-Holgazanas, despierten y levántense que hoy saldremos de compras.- 

-No.- Antonia se quejó, alargando la vocal después de unos minutos hasta que se le acabó el aire.

-Vamos, no sean flojas, hay que celebrar antes de comenzar la guerra.- Destapé a Roxana.

-¿Es necesario tener un par de tacones nuevos para combatir?- Se puso la almohada sobre su cabeza.

Salté sus cuerpos para llegar a las cortinas, las abrí junto con las ventanas. Levanté la basura y arreglé todo, comencé a hacer ruido para que se levantaran de una vez, hasta que por fin se levantaron y se fueron a bañar. Fui a preparar el desayuno. 

La cocoa caliente ya estaba preparada, junto con las tostadas y los waffles, los llevé a la mesa y las chicas fueron llegando. 

Seguimos comiendo y escucho el tiembre, fui a abrir. Una chica con sonrisa amistosa estaba en el marco de la puerta.

-¿Hola?-¿Quien se levanta tan temprano para tocar puertas? Ni me respondió en el momento, tardó unos minutos en responder, ya pensaba en cerrarle la puerta en la cara, pero ella habló, dejando salir una voz aguda, fue casi un susurro.

-Hola.-me dijo tímida. -Soy Catia, soy nueva y vivo en la casa de la vereda de al frente,solo vine a saludar.- Dijo rápidamente, quedando sin aire 

Realmente no me percaté del gran camión de mudanzas que estaba enfrente

-Así que eres la nueva vecina.- Sonreí.

-Eres la primera que no me cierra la puerta en la cara.- 

-Tranquila, piensas que vendes seguros. Tu y yo somos una de las más jóvenes en el vecindario, contando a los amigos de mi hermano, que es como si ya vivieran aquí.- 

Me dio un poco de pena y la invité a pasar. Cerré la puerta y ella me siguió.

-¿Quién era?- Preguntó Antonia.

-¿Era una vendiendo seguros contra incendios? Porque conmigo aquí deberías contratar uno.- Roxana afirmó, Jazmin asintió, debería estar pensando en contratar uno.

Tomé a Catia de los hombros y la posicioné enfrente mío. 

-¿Ella es nuestra nueva...- Jazmin bromeó.

-Hola, soy la nueva vecina.- Catia se presentó.

-¿Tu nombre cual es?- Preguntó Constanza.

-Catia, me llamo Catia.-

-Catia con "K" o con "C".- Preguntó Roxana.

-¿Que importancia tiene que se escriba con "K" o con "C"? Se pronuncia igual.- Dijo Antonia obvia.

-Si tiene importancia, puede alguien llamarla "Katia".- 

-Pero si los fonemas de ambas letras son iguales.- Constanza dijo.

-No te adentres en fonemas, sabes que no me gusta lengua.- Jazmin hizo un puchero.

-Ignóralas, son así.- Dije a Catia, moviendo mis manos para restarle importancia, muchas "importancias" han salido de sus vocas y la mía.

- No te eximas que tu también eres una de nosotras, niña.- Roxana me apuntó.

-Cambiando de tema, hoy saldremos al centro comercial ¿Quieres venir con nosotras?- 

-Claro. Para aclarar, mi nombre se escribe con "C".- 


Ya estabamos en la tienda de zapatos con veinte pares de zapatos para probarnos cada una.

-Y cuéntame ¿Por qué te cambiaste de casa?- 

-Por el trabajo de mamá, siempre viajamos por toda Europa.- Se oía desanimada al hablar de tema.

-Que suerte la tuya.- Antonia soñaba por viajar por todo el mundo.

-¿Suerte? Es horrible, el estar cambiándose de casa, no conocer el idioma y estar sola la mayor parte del tiempo porque tu madre está todo el día en el trabajo.- Hay veces que habla tan rápido, no sé como de un cuerpo tan pequeño exista tanto aire en sus pulmones.

-Ahora no estarás sola, nos conocerás a nosotras y serás una de las nuestras.-

- Prepárate que se te viene duro ser una de nosotras.- Roxana le advirtió divertida.

-Después de los fonemas ya no me imagino lo divertida que debe ser su vida en ese vecindario de vejestorios.- 

Seguimos probándonos zapatos.

El hermano que me tocó tener [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora