Hora de las jugarretas

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Estaba acurrucada en el sillón, con mis piernas sobre los grandes almohadones. Esto me causo dolor de estómago ¿Cual es el propósito de esas películas? ¿Ver que Brad Pitt siempre es el héroe? Tenía la mano de James entre las mías.

-No te quiero molestar, pero ya no siento mi mano.- 

-Lo siento.- La tiré lejos de mi regazo.- Lo siento, nuevamente.- 

-Descuida...- Tomé su mano y la comencé a acariciar.-¿Qué haces?- 

-Es esto o te muerdo la mano para que la vuelvas a sentir.- 

James sonrió.

-Escogí una película para ti.- 

- ¿Enserio?- 

-Sé que sonará muy cliché, pero es "Bajo la misma estrella"-

-¿La has visto?- 

-No.- 

Apoyé mi cabeza en su hombro.

-Pues a verla se ha dicho.- 

Llevábamos media hora de la película, los platos estaban vacíos.

-James.- Susurré.

-¿Si?- Me susurró devuelta.

-Debemos ir a buscar más cosas.- 

Estaba lo suficientemente cerca para sentir la respiración en mis mejillas.

-Está bien.- Se acercó, llevó sus labios a mi oreja.-¿Se puede saber por qué susurramos?- 

-No lo sé.- 

James tomó el control remoto y le detuvo la película, nos levantamos y nos dirigimos hacia la cocina.

-¿Dónde se encuentran las frituras?- Llevaba los platos en mis manos.

-En la despensa que está ahí.- Señaló la última gaveta. 

-¿Quieres galletas o malvaviscos?- 

-Los dos.- 

Escuché una carcajada. 

Llevé los platos a la mesa isla. 

James ponía un paquete de galletas en un bowl. Tomé un malvavisco.

-Apuesto que no puedes comer este malvavisco.- 

-Hazlo.- 

-¿Preparado?-

-Siempre lo estoy.- 

Lo tiré y le atiné en un ojo.

-Dios mío.- Reí.

-Tu lo tiraste mal.- James reprochó.

-Te dije que lo lanzaría.- Levanté mis manos inocentemente.

-Entonces...- Tomó el envase de salsa de chocolate y lo tiró en mi rostro. 

Cerré mis ojos lo más rápido que pude para que no me entrara líquido. Debo tener la expresión más torpe que James haya visto, mis labios estaban entreabiertos, ya sentía el chocolate bajando por mi cara.

-¡James, estás loco o...- 

Sentí unas tibias manos en mi cintura, y una respiración cerca de mis labios. 

-Estoy loco.- 

Sus labios tocaron los míos, sentí las mariposas en mi estómago. Era lento y suave, el sabor a chocolate me sabía exquisito, además de los suaves labios. Nos separamos, lentamente y abrí lentamente mis ojos. Una gran gota del glaseado cayó en mi ojo.

El hermano que me tocó tener [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora