Guerra en grande (continuación)

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Sus labios son adictivos, suaves, delicados, con un leve sabor a menta al sentirlos sobre los míos.

Me hace viajar a otra dimensión y siento como las mariposas revolotean en mi estómago y como veo chispas y explosiones de luces surgen en la oscuridad que se ve al tener mis ojos completamente cerrados.

Esto no es lo mismo que sentí cuando James me besó.

James. Su sonrisa, su cabello, sus labios, su sentido del humor, su ternura y su manera de ser me encanta, además de su forma de hacerme reír y como me trata, me siento como una verdadera princesa junto a él, pero Zayn...Zayn es Zayn, me gusta porque sí, no tengo razones para no amarlo, a pesar de que es un ególatra narcisista, que le gusta molestarme y hacerme sentir mal, pero lo amo, demasiado.

Dios, estoy hecha un lío.

Ya no sentía sus labios sobre los míos. Su voz me hizo salir de mi trance.

-No puedo Zayn.-

-¿Ocurre algo? ¿Qué no puedes hacer?-

-No puedo, lo siento, no puedo.-

Salí rápidamente, escurriéndome por las sillas y salí de nuestro nido de amor.

Corrí hacia la cocina, necesitaba un vaso de agua para poder calmar mi corazón, lo sentía palpitar hasta en los dedos de mis pies, acabo de percatarme de aquel detalle. Mi cara se sentía muy caliente, debo estar sonrojada a mi manera.

Abrí el grifo del agua y puse mis manos, las empapé lo suficiente como para pasarlas sobre mi cara y cuello, saqué un vaso y lo llené. Un ruido extraño me hizo sobresaltar y me fui a mi escondite bajo la despensa. Me senté en el estrecho pero cómodo lugar, estoy pensando seriamente en poner un par de almohadas, un alargador para poder poner una pequeña lámpara y el cargador de mi laptop, quizás una pequeña caja con golosinas y sería mi lugar para poder descansar en paz y tranquilidad.

Dejé el vaso con un poco de agua junto a mi costado y apoyé mi cabeza entre mis brazos. Me removí un poco y empujé el vaso, dejando que cayera toda el agua bajo mis piernas. Abrí el gabinete y salí sin meter ruido alguno. No me mojé tanto como pensaba, tan solo tengo un par de marcas de agua aisladas entre sí, no debo preocuparme de cambiarme. Niall estaba atrás de mi, de espaldas, cubriendo su perfil desde la puerta que lleva al patio trasero, se dio vuelta y me encontró con mis manos vacías, dejé mis armas bajo...la mesa.

Llevé mis manos a mi espalda y retrocedía. La abrí rápidamente y saqué dos latas de crema batida.

Miré sus ojos, él a los míos, su cabello está totalmente verde.

-¿Qué le ocurrió a tu cabello? ¿Se te pasó tu tiempo con la tintura?-

-¡Muere!- Gritó y me lanzó una bomba con esa cosa verde. Me agaché, como lo hice antes cuando llegué a la casa, me arrastré hasta la mesa isla y me levanté, la rodeé y me levanté, estaba en frente mío.

-Ríndete.-

-Jamás.-

Estábamos apuntándonos entre nosotros, uno gana o los dos perdemos.

-¡Una barra de chocolate!- Grité y señalé hacia atrás.

-¡Donde!-

Corrí hasta estar lo suficiente cerca para tirarle crema en su cabeza.

-Adiós Niall.- Le atiné crema en todo su cabello.-Headshot baby.-

Niall cayó al suelo y quedó como una estrella de mar en medio de la cocina.

El hermano que me tocó tener [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora