CAPITULO 4: DUEÑO DE TU CUERPO

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Esa noche, lo único que pasaba por la mente de Tom era apagar el fuego que Bill había encendido dentro de él.


Luego de ver a Bill desnudarse y subirse a la cama, el de trenzas no demoró en subirse sobre él, estrellando ambas erecciones con fuerza. No pudo reprimir un gemido de satisfacción por el placer que estaba experimentando. Placer que nunca había sentido con otra persona. Ni siquiera con Ria. Lo que sentía con ella no se comparaba a lo que experimentaba esos momentos. Se sentía ya adicto al suave cuerpo del otro y no deseaba más que enterrarse en él y ser el único dueño de su cuerpo.

Pero aun con las ganas casi irrefrenables que tenía de llegar al clímax, una parte de su mente se decía a si misma que debían asegurarse que el moreno también disfrutara de la experiencia. Intentó no darle importancia a ese pensamiento, pues a él que podía interesarle el muchachito, pero nada más verlo fijamente a los ojos y ver lo nervioso que estaba, supo que iría despacio con él.

- Tranquilo. No te haré daño. – le prometió, acariciando su rostro y viendo como el joven empezaba a relajarse debajo de él. – Bésame. – le ordenó.

Bill levantó el rostro y posó sus labios con los del mayor, moviéndolos cuando el otro se lo indicó y acariciando su lengua con la suya. Luego de interminables minutos, Tom liberó sus labios y se enfocó en el níveo cuello del moreno, dedicándose a morder y chupar esa fina piel. Sentía la imperiosa necesidad de marcarlo y que todos vieran que solo él era dueño de tan hermosa criatura. Los gemidos que Bill le obsequió fueron música para sus oídos y su erección se puso aun más dura.

'Si eso es solo por besar su cuello, no quiero imaginar como será cuando lo penetre' pensó Tom, bajando sus besos por el torso del otro, jugando con sus pezones y encendiéndose más.

Para cuando llegó a la erección del menor, le hizo abrir más las piernas y lo empezó a acariciar lentamente. Luego bajó el rostro y sin que el menor se diera cuenta, empezó a lamer la cabeza de su pene. Bill soltó tal chillido de placer y se movió con tanta ferocidad que Tom tuvo que tomarlo con fuerza por las caderas y estrellarlo de vuelta contra la cama, evitando que se moviera, antes de volver a lamer su miembro y empezar a introducirlo en su boca.

Pasaron unos cuantos minutos cuando sintió que el joven se iba a correr, por lo que succionó con mayor rapidez su erección hasta que pudo sentir como el joven eyaculaba, tragando todo su semen. Sintió mas que vio al joven relajarse por completo e intentando recuperar la respiración luego del orgasmo.

Tom se levantó y tomando de la mano al joven, lo sentó en la cama.

- Ahora tú vas a hacerme lo mismo a mí. – le ordenó, masturbándose un poco para luego acercar su erección a los labios de Bill, quien abrió la boca de inmediato e intentó succionar lo más que podía de la erección del de trenzas.

Nada más sentir la primera succión de esa boquita virgen, Tom sintió unas ganas inmensas de correrse también. Puede que el joven nunca hubiera hecho esto antes, pero aun así lo estaba volviendo loco, teniendo que luchar contra las ganas de tomarlo de los cabellos y ser él quien se follara esa boca. Para evitar esto, bajó sus manos hasta colocar una en la base de su miembro para evitar correrse demasiado rápido y la otra la llevó a sus testículos, acariciándose y excitándose más.

Siempre Estaré Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora