- ¿No crees que hubiera sido mejor llamar a Jörg apenas aterrizamos? Así no tendríamos que ir hasta su mansión para saber en dónde esta nuestro hijo.
- Ya intenté llamar, pero su móvil está apagado. – respondió Gordon con molestia, mientras subía al auto que habían pedido los esperara ahí a su llegada a Berlín.
Ambos tenían prisa para llegar de una vez al lado de Bill. Una de las razones era para saber en qué estado se encontraba su único hijo. Y por otro lado, también quería averiguar qué era lo que había estado pasando con él durante esos meses de separación. Se les hacía extraño que de la noche a la mañana se vinieran a enterar que su único hijo y heredero estuviera en una relación con un hombre casado y que además era la misma persona que lo había despreciado el día de su boda. Y como si eso no fuera bastante, también se venían a enterar que su hijo estaba esperando un bebé. Un bebé con dicho hombre casado.
Un niño bastardo.
Como un padre que amaba a su hijo, a Gordon le dolía imaginar la posición tan humillante en que Bill se encontraba. Pero su parte racional, o irracional, según se viera, no podía dejar pasar por alto esta trasgresión. Debía averiguar por qué su hijo había cedido ante los avances de Tom y de ser posible obligarlo a irse con ellos y deshacerse de esa criatura. Ya luego ellos se ocuparían de casarlo con alguien digno de él y que no le echara en cara la perdida de su virginidad.
- ¿Gordon? Ya llegamos. – le susurró Simone a su marido. El hombre, miró por la ventana y se sorprendió al ver que efectivamente, habían llegado a la mansión Kaulitz. Había estado tan metido en sus pensamientos que no se había dado cuenta del pasar del tiempo.
Una vez que el auto estacionó frente a la puerta principal, varios de los empleados de la mansión salieron a recibirlos. Entre ellos estaba David Jost, asistente de Jörg. Se acercó a la pareja y los saludó con educación.
- ¿Está Jörg? – preguntó de inmediato Gordon.
- En estos momentos, el señor y la señora Kaulitz se encuentran en el hospital con sus hijos.
- ¿Sabe algo de mi hijo? – preguntó Simone.
- Lo siento. Su estado aun es delicado, pero no sé mucho.
Los padres de Bill asintieron y luego de que el asistente les diera la dirección, partieron directo para el hospital. Llegaron relativamente rápido y cuando se dieron cuenta ya estaban pidiendo informes y luego de eso ya estaban en el tercer piso, que era en donde se encontraba su hijo.
- Gordon. – dijo Jörg, levantándose de su silla apenas notó que llegada su amigo. Pero por la expresión en su rostro no sabía si Gordon estaba o no molesto.
- Jörg. ¿Quieres explicarme qué demonios ha estado pasando con mi hijo? – le preguntó sin siquiera dignarse a saludarlo. Toda la rabia que había llevado guardada desde el día anterior había salido por fin y sabía que no iba a calmarse hasta obtener las respuestas que deseaba.
- Cálmate, Gordon. – le pidió Simone, tomándolo de la mano. A pesar que ella también estaba bastante fastidiada con la situación, no deseaba armar un escándalo que terminara con ellos siendo echados del hospital. Afortunadamente, su esposo la escuchó y bajó su tono de voz, pero era claro que aun estaba furioso.
- Dime todo lo que ha pasado.
- Gordon...
- Dímelo, Jörg. Creo que merecemos una explicación luego de cómo han humillado a nuestro hijo.
- ¿Humillado? – preguntó Diane, ofendida. ¿Qué estaba intentando decir Gordon?
- Si, humillado. Su hijo ha convertido al nuestro en su zorra y además lo ha embarazado. ¿O acaso eso les parece poco?
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Siempre Estaré Junto A Ti
Teen FictionBill Trümper, hijo de un magnate petrolero inglés, ha sido educado para ser la pareja perfecta de Tom Kaulitz, hijo mayor de una de las familias más poderosas de Alemania. Pero, ¿qué pasaría si Tom se negara a casarse con alguien a quien nunca ha vi...