Durante el resto del día, cada una de las parejas que habitaban la mansión analizó e intentó comprender lo mejor posible la situación de Tom y Bill. Ellos, mientras tanto, se mantuvieron ajenos al revuelo que habían causado con su confesión, pasando la noche tranquilos y abrazados sobre la cama de Bill.
A la mañana siguiente, la joven pareja bajó a desayunar como de costumbre. Lo único diferente a otros días, era que Tom ya no ocultaba su cariño hacia Bill y lo conducía por pasillos y habitaciones tomado de la mano y susurrándole al oído. Entraron al comedor familiar y se encontraron con Jörg y Diane. Su madre, al verlos tan juntos y sonrientes, suspiró con alivio. Al parecer las cosas entre ellos finalmente estaban bien. A su lado, Jörg también suspiro complacido con la imagen de su hijo y su novio.- Buenos días, padre. Buen día, madre. – saludó Tom, ayudando a Bill a sentarse y colocándose luego a su lado, tomándole de la mano mientras esperaban a que los sirvientes los atendieran.
- ¿Qué tal durmieron chicos? – preguntó Diane con una sonrisa inmensa.
- De maravilla. – respondió Bill, ruborizándose al recordar los besos que Tom le había prodigado la noche anterior. Tom vio su rostro colorado y sonrió. Había adivinado el por qué del sonrojo de su Bill.
- Disculpen la demora. – se escuchó una voz desde la entrada del comedor. Era Georg, quien venía de la mano de Gustav. Pero apenas vio a su hermano mayor, bajó la mirada, negándose a cruzarla con el de trenzas. Aun no sabía muy bien cómo sentirse luego de la noticia y la pelea que había tenido con él la tarde anterior.
A diferencia de algunos minutos atrás, el resto del desayuno fue bastante tenso. Bill intentaba conversar con todos de manera normal, pero Georg se veía incómodo y apenas le respondía con frases cortas o asentimientos de cabeza. Lo mismo sucedía con Tom, quien parecía distraído mientras no hacía más que mirar fijamente a su hermano, como tratando de hablarle mentalmente y hacer que lo mirara a los ojos. Quería arreglar las cosas con su hermanito y el castaño no se lo estaba poniendo nada fácil.
Su oportunidad llegó para el final del desayuno cuando Bill y Gustav se miraron unos segundos y asintiendo imperceptiblemente, se levantaron de la mesa y despidiéndose de sus respectivas parejas, se fueron juntos y cogidos del brazo. Los padres de Tom y Georg hicieron lo mismo, dejando que los menores se entendieran como pudieran. Solo rogaron mentalmente para que no volvieran a pelear.
- Tom... - empezó Georg, levantando el rostro.
- Georg... - dijo Tom, al mismo tiempo que el menor.
- Tú primero. – ofreció Georg.
Tom suspiró y se preparó para lo que iba a decir. Después de todo, nunca era fácil pedir perdón.
- Georg... Lo siento.
- ¿Qué? – preguntó Georg, completamente anonadado. De todo lo que su hermano pudo haber dicho, esto era lo que menos se imaginaba.
- Comprendo que estés molesto por todo lo que ha pasado entre Bill y yo, y sé que no debí haber hecho las cosas de la forma que las hice... pero Georg... Bill y yo estamos felices y muy pronto lo seremos aun más. Nos amamos y sobre todo, amamos y esperamos con ansias a nuestro hijo.
- Pero, ¿por qué, Tom? ¿Por qué te acercaste a él cuando sabías que nunca podría rechazarte? ¿Cómo puedes estar seguro que está contigo por su voluntad y no por obligación? Tengo miedo que sea por obligación y que él y el bebé sufran las consecuencias. ¿Lo ves, Tom? Es un bebé... una criatura inocente que se vería mezclada en un matrimonio forzado. – explicó Georg por primera vez sus temores. El día anterior, ni siquiera se había atrevido a hablar del asunto con Gustav, solo le había pedido que se quedara con él y lo abrazara.
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Siempre Estaré Junto A Ti
Fiksi RemajaBill Trümper, hijo de un magnate petrolero inglés, ha sido educado para ser la pareja perfecta de Tom Kaulitz, hijo mayor de una de las familias más poderosas de Alemania. Pero, ¿qué pasaría si Tom se negara a casarse con alguien a quien nunca ha vi...