Capítulo IX

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Tres días, con minutos y horas contados habían pasado.
Desde el día de la biblioteca, las pesadillas misteriosamente se fueron. Aunque los sueños extraños seguían allí.

Tan sólo tenía diminutas cicatrices donde estaban antes esas marcas horribles.

Todo mejoraba excepto yo, Rich me llevaba a la mayoría de sus entrenamientos. No quería dejarme sola.
La verdad, se lo agradecía.

Mi lugar en las bancas estaba frío, el clima era hermoso. Pero gracias a que nunca me enteré de que haría frío hoy, traía una simple camiseta, unos shorts y las zapatillas. Me abrace a mi misma en un intento por darme calor. Obviamente fracase.

"Estás terriblemente pálida, ¿Te estás congelando?"

Mire al dueño de la voz, no habíamos platicado desde... bueno, ese día. El sólo me ignoro y yo a él. ¿Porqué? Su hermana ahora me odiaba más. Es decir... supongo le contó el beso, pero no lo sé. En los pasillos me miraba de reojo y sus ojos se prendian en llamas, o simplemente me hacía una cara de asco.

Tome aire y valor al mismo tiempo y mire a sus ojos para responder.

"Bueno y si eso pasa tu hermana con agrado pagaría mi funeral"
"¿Qué quieres decir?"
"Absolutamente... nada"

No podía decir que también la odiaba, pero cada vez que abrazaba a su hermano me imaginaba a mi misma. Y un fuerte dolor incesante se quedaba en mi corazón. Horrible.

"Lo que pasa es que estas celosa."
"¿Te estas oyendo? Es tu hermana y a menos que el incesto ya haya sido aprobado y yo no me enteré. No entiendo de lo que hablas."

El sólo puso cara como que se debatía entre contarme o no lo que pensaba.

"No somos hermanos. Bueno... no de sangre."

Y bueno no me dijo nada que no supiera. Es decir, ¿Porqué dos hermanos tendrían que estar en el mismo grado?¿Porqué tendrían la misma edad y no ser gemelos? Era bastante obvio. Asi que hice lo que cualquier persona abría echo en mi caso, cuando le dicen algo obvio. Me reí.

"¿Me crees estúpida?"

Abrió los ojos como dos enormes platos y me observó unos segundos. Abrió la boca para refutar pero lo interrumpi.

"Mira; estan en el mismo grado, no son gemelos, hay rasgos obvios en los gemelos que ustedes no tienen. Así que es demasiado lógico que uno o ambos hayan sido adoptados en su familia. No conozco a tus padres, pero apostaría por ella. Porqué la cuidas demasíado, por que no quieres que sufra más de lo que ya sufrio."

Cerré mi enorme boca, claro despues de notar que había dicho lo que pensaba. Me sonrió y se sentó junto a mi, paso su chaqueta deportiva por mis hombros.
Su vista se fue al frente, al campo de fútbol. Los chicos corrían de un lado a otro en lo que parecía un partido amistoso y las porristas andaban gritando y haciendo pasos en sus diminutos uniformes.
Sólo entonces la note, allí estaba su hermana, haciendo brincos y pasos en los que yo me rompería el cuello o moriría.
Sonreí a mi hermanito cuando anotó un gol y me señaló con ambas manos.

Miro a mi lado y algo oscuro paso por sus ojos, entonces continuó jugando pero con más ánimos. Tanto que iban ganando.

"¿Cuál es tu historia?"
"Disculpa ¿Qué?"
"Si. Es decir, ustedes tampoco son hermanos... y..."
"Sus padres me adoptaron... y el es mi HERMANO fin."

El énfasis que use para decir mi hermano era grande, sentía que el insinuaba algo, pero yo no era del tipo de chica que estaría con su hermano. Sería antinatural, por más que no hubiese lazos de sangre entre nosotros.

"Pero acaso no ves como te ve"
"No, estoy muy ocupada escuchando una conversación estúpida"

Una carcajada me hizo verle de inmediato, se veía muy lindo con esa hermosa luz en sus ojos. De una sonrisa real. ¿Hace cuanto no reía así? ¿Hace cuanto no me reía yo, con alguien más así?

Otra vez nos quedamos atrapados en los ojos del otro. Quietos como si una cuerda invisible nos atara poco a poco. Conocía ese brillo de ojos, lo había visto antes...

"Tiane, iré a las duchas nos vamos en 15 minutos ¿Bien?"

Como si las bancas tuvieran algún tipo de resorte me paré de inmediato, cortando ese momento tan extraño y lindo.
Asentí, un par de veces hasta darme cuenta que quería una respuesta hablada.

"Te espero en el coche"

Salí corriendo de allí, apoye mi espalda a la puerta del copiloto y lance un suspiro.  Puse mi mano derecha en mi pecho. Mi corazón estaba frenético.

Cada día era peor. Entonces me di un golpe en la frente y me repetí a mi misma que ya no debía acercarme a Ian.

"Vámonos"

No sabía que el tiempo pasa rápido cuando tienes una charla contigo misma.
Me subí al coche, entre sonrisas y música llegamos a casa.
Al bajar note que me había sentado en la chaqueta de Rich al querer dársela note que el tenía la suya puesta. Asi que le di la vuelta y en letras blancas enormes. Estaba el nombre de Ian.
¡Maldita sea, me traje la de Ian!
Al final al día siguiente tendría que hablarle.

Cenamos algo ligero, juntos, todos. Pero antes de subir a mi habitación a descansar hable con mis padres.
Ellos no se merecían mis reclamos. Por que vamos, ellos sin conocerme me tendrían dos años en su hogar. Ayudándome a estudiar, con la comida y demás cosas.
Expuse mis disculpas más sinceras, al parecer me perdonaron antes de darme un abrazo apretado y decirme buenas noches.

El techo de mi habitación era sorprendente, en mis oídos una melodía movida resonaba, Rich decía que necesitaba música más alegre para alejar mis tristezas. Por lo tanto tenía melodías totalmente alegres en una lista de hora y 37 minutos.

Me daban ganas de bailar, aunque no lo haría porque era mala haciéndolo. Jamás había echo algo así.
El sonido de Rich bajando por su balcón me hizo soltar una risa. Corrí al balcón, antes de llegar tome una goma de borrar que estaba sobre el escritorio y se la lance. Maldijo bajo volteo a verme y alzó sus brazos en señal a que me lanzará de esa altura. Sabía que era una de sus tantas fiestas.
La señal de que esperará con mi mano le hizo sonreír.

Tome una camiseta negra que era suya, unos pantalones azules de Jean y las convers azul con líneas negras y doradas. Cepille mi cabello y baje en silencio por el mismo lugar que el me enseñó hace ya algunos días. Claro que nunca me atreví a usar esta salida.

Puso sus dedos en sus labios indicando silencio. Miró su camiseta y golpeó suavemente mi nariz. Sujeto mi mano derecha y corrimos por en medio del jardín. Sentí unos ojos que me calaban la  espalda, voltee la cabeza y no había nadie. Eran ideas mías por estar huyendo.

Un auto nos esperaba en la entrada de nuestra casa, era de color rojo, algún niño rico lo conducía seguro. El choco la mano con dos o tres chicos, me dijo sus nombres unos que no podría recordar por el pitido en mis oídos y la adrenalina. Jamás había salido a estas horas de casa y me sentía realmente asustada y emocionada. El cielo se veía mucho mejor estando afuera.

"Genial..."
"Te lo dije, vámonos"

Rich subió primero, ya que por el espacio reducido yo iría en sus piernas. Incómoda situación, pero bueno era parte de la aventura.

Nuestro Hilo No Puede RomperseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora