Capítulo X

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Las cuatro quince de la mañana, Rich y yo bailabamos y reíamos con alguna tontería que pasó. Aunque a estas alturas de mi estado etílico, todo me parecía tonto. Los primeros tragos habían quemado mi garganta al punto de hacerme toser mucho y querer lanzar fuego por la boca.
Pero con los demás, poco a poco sentía que esa cosa me soltaba los nervios y me ponía feliz.

Después de la tercera chica que el había rechazado para bailar, sentía miradas de odio y desconcierto.
Sólo sabía que el prometió no dejarme sola.

Rich cantaba una melodía rara en mi oído,   tenía mi espalda en su torso.
Bailaba de un modo que mi cabeza daba vueltas, reconocía algunos chicos del colegio. Pero, todo se me olvidaba al sentir su aliento en mi cuello u oído. Me hacía reír y retorcerme, cosa que provocaba su carcajada y más risas de ambos.

La música se metía en mis venas, las vueltas por el alcohol se volvían calor, pero también descontrol en mi.
Di la vuelta y puse mis brazos alrededor de su cuello, seguíamos bailando.
Lance mi cabeza hacia atrás en un impulso, uno muy tonto, que provocó mareos en mi.
Me puse en una posición más recta y abrí los ojos, encontrandome a Cedric delante mio.

Sus hermosos ojos me invitaban a acercarme, no era consciente más de mis actos. Antes de cometer el mayor error de mi vida, parpade para asegurarme, la cara de Cedric cambio por la de Richard, lo aparte de inmediato y recordé horrorizada lo que estaba a punto de hacer.
Sonreí culpable y corrí dejando un Rich confundido tras mío.

Llegue a una zona poco ocupada eh iluminada. Suspire entonces y apoye mi cuerpo a la pared, dejandome caer hasta que pude tomar mis rodillas, pase mi mano por mi cabello que a causa del movimiento tenía un total desorden. Sonreí por que... bueno el alcohol seguía en mi sistema.

"Debemos dejar de encontrarnos así..."

Sabía a quien pertenecía esa voz, sin siquiera alzar la vista. Sonreí. Era inevitable para mi cuerpo mostrar las cosas, no las pensaba sólo las hacía.

"¿Así?  Nunca antes me viste ebria y en un fiesta"

Reí estúpidamente por mi respuesta y me ayude a mi misma a poner mis pies firmes, le di un golpe a su mano cuando trató de tocarme para ayudarme.

Tome un vaso rojo que estaba sobre una isla y bebí el contenido, sentí mi garganta más caliente. La canción que estaba sonando me encantaba, la tenía entre mis favoritas de las que Rich me había puesto al celular, asi qué jale a Ian conmigo para bailar.

Al llegar a la pista vi a Rich con una morena. Que obviamente era más alta que yo, incluso sin los tacones enormes que usaba y por su puesto el vestido que usaba debía ser prohibido en muchos lugares donde hubiera chicos.

Una ola de odio paso por mi cuerpo, para después darme una bofetada mental y recordarme que era mi querido y nuevo hermano "temporal"

Ian se movía conmigo entre sus brazos, la música hizo su divino trabajo y olvide las estupideces que mi cabeza imaginaba.
Empecé a reír con Ian, al ver sus ojos noté que el tenía también alcohol en sus venas, pero no tanto como lo tenía yo.
Las canciones cada vez eran más movidas y excitantes.

Y... bueno Ian y yo estábamos demasiado cerca... tanto que sentía que sólo dos centímetros y lo tendría en mis labios.
¿Quería eso?
Por supuesto que si.

Me sentía a solas con el a pesar de tener cien personas a mi alrededor.
Estábamos inmóviles a excepción de nuestros labios.

Todo fue perfecto. En mis recuerdos fueron horas pero lamentablemente fueron unos pocos minutos.

Nos separamos y el tenía un brillo impresionante en la mirada. Como el de un niño que encontró un juguete que perdió.
Me abrazó eh instintivamente hice lo mismo.

"Ahora si, tu hermana me odiara."
"No lo arruines. No ahora."

Sonreí en su oído y asentí. Aunque estando apoyada en su hombro no me veía. Por lo que el también sonrió. Amaba el sonido de su sonrisa. Porque ni con su hermana le oí hacer eso. Eso me ponía en un lugar especial ¿No es así?

Resulta que las borracheras son hermosas, hasta que llega la mañana, el sol te cae en los ojos y quisieras apagarlo como si fuera un foco, los sonidos se multiplican por mil y provocan una sensación de terrible molestia en la cabeza. Y esto señoras y señores eran las divinas resacas.
Sin olvidar, que sólo recuerdo las cosas hasta el tercer trago.
Me había despertado mi alarma, veía con odio al aparato, lo apague deslizando mi pulgar por la pantalla.

Arrastre mis piernas a la esquina de la cama agarre mi cabeza por el dolor de... bueno de haber despertado, note tres aspirinas en mi mesa de noche, junto a un vaso de agua y una nota.

"Tranquila, ese dolor pasará. Ahora vístete, se nos hace tarde."

Sonreí con la nota y tome las pastillas, camine instintivamente hacia la ducha, puse el agua lo más caliente que pude. Me quedé un largo tiempo parada allí, saliendo puse la toalla a mi alrededor. Cepille mis dientes y el cabello. Termine el agua sobre mi mesa, y comence a vestirme.

La cabeza no había parado de doler, pero iba mejorando.

Llegue al comedor y por primera vez, agradecía él enorme desayuno.

Devore casi todo ante la mirada expectante, sonreí tímida y agarre una manzana y mi yogurt.

"Me voy ma... digo... bueno... hasta la cena."

Mis mejillas se encendieron, de inmediato. Rich beso la mejilla de su madre y se despidió de su padre.
El nos dijo nos cuidaramos y que por la noche quería vernos temprano en casa. Asentimos inseguros y salimos.

Rich conducía en silencio. Algo muy extraño en nosotros. Pero yo necesitaba saber que pasó anoche.

"Rich, mmmmm podrías decirme que..."
"Tu novio te besó eso es todo..."
"¿Novio? ¿Yo?"

Se estaciono en algún momento, pero aún no habíamos llegado. Rich estaba serio y demasiado pensativo. Se debatía entre decir lo que pensaba y no. No me agradaba esta sensación que quemaba mi corazón, puse mi mano en su hombro para alentarlo a decirme lo que pensaba. Él la retiró rapido de un sólo movimiento, la sostuvo entre sus dedos y una mirada llena de decepción se cruzó por sus ojos.

"¿Rich?"
"Sólo soy tu hermanastro, pero por favor ten cuidado con él. No me da confianza y no quiero que te lastimen"

La razón era más pequeña en mi cabeza ahora.

Me lancé a sus brazos, y lloré un momento.

"Te quiero Rich, gracias por ser un gran hermano."

Aunque la sangre no nos unía, nos unía algo más grande y fuerte. Que no podía explicar con palabras, pero el era la mejor persona que yo había conocido. Y por eso y más, lo quería. Demasiado para el gusto de una "solitaria" como yo.

Las clases pasaron normales y aburridas entre apuntes y tareas para la siguiente clase, el tiempo se fue.

Y ahí estaba yo otra vez esperando Ian me hablase. Pero señoras y señores, jamás lo hizo.

Nuestro Hilo No Puede RomperseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora