Capitulo I

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"NUEVOS"

"No puedes obligarme."
"Déjame intentarlo cariño."

Se que no debía escuchar conversaciones ajenas pero por alguna razón Ian me tenía atada a él. ¿Como lo sé? En realidad no tengo la menor idea.

Dos Semanas antes

Eran las 6:30 de la mañana este día era tan especial como los demás.
Levante mi cuerpo cansado de la cama, deslice mis pies en mis zapatillas pisando los bordes traseros, sujete mi pelo en una cola como se pudo.
Hice mi camino hacia el armario, cogí lo primero que vi y me metí al baño.

Deje toda mi ropa sobre el lavamanos, quite mi ropa de dormir, al igual que las zapatillas. El agua tibia hacia su trabajo de relajación y despertarme a la vez.

Hoy era la quinta semana de clases en el colegio nuevo, lo eligió mi familia nueva.
Si nueva familia. Cambiaré de ellas hasta los 18 años, al menos estos me agradaban.

"Llegarás tarde"
"Lo sé"

Ella era mi... bueno era... ¿mi madre? ¿madrastra?
No lo sé, pero era como una hermana para mi. La adoraba, en menos de un año se las había ingeniado para hacerlo. Hacerme sentir como en casa.

"Bien entonces apresurate"
"Voy"

No la podía ver pero se que estaba soltando una risa y meneando la cabeza mientras salía de la habitación.
Fue entonces cuando tome una toalla me seque rápido y vestí aún más rápido.

Los Coleman eran una familia muy reservada, pero también muy culta y reducida.

La señora era Gabriela, el señor Jacob. Su hijo único era Richard.

Todos pensaban que era un niño mimado hijo de papi. Pero había más de lo que ellos pensaban.

"Buenos días"

Al entrar al comedor podrías apreciar el enorme sentido del gusto de la señora de la casa.

Las paredes llevaban un tapizado color crema, las cortinas eran del mismo tono. Aumentan la luz en el área decía ella.
La mesa y sillas eran de madera, tan oscura como el chocolate, lo que a veces me llevaba a imaginar que todo era de rico chocolate blanco y negro en esta habitación.

Todo era hermoso.

Me senté en mi asiento habitual, junto a Gabriela, frente a ella estaba Richard, y junto a ellos en la cabeza de la mesa estaba Jacob.
No les decía padre o madre, a menos que algún invitado curioso entrará por las puertas.

"Llegarán tarde, apresurense"

La voz de Jacob siempre era firme, jamás flanqueaba incluso al hacer alguna broma.
No me daba miedo, pero era una figura paterna imponente, ambos asentimos y comimos rápido.
Gabriela decía que el desayuno era muy importante si no quería no debía almorzar ni cenar pero si desayunar.

Tome algunas respiraciones profundas después de tomar de un sorbo el jugo de naranja que me quedaba.

"Ya me voy"

Richard sonrió en mi dirección, se paró de su silla y camino hacia su madre beso su mejilla y empezó su camino a la puerta principal.

"Vámonos"

Su voz era muy dulce. Al menos conmigo lo era, jamás me había faltado al respeto o alzado la voz. Era el hermano mayor perfecto. Aunque sólo sea mayor por algunos meses. A pesar de eso llevamos las mismas clases no todas. Nuestro paralelo era el mismo, pero las clases el las elegía. Yo tomaba todas de un tirón.

Nuestro Hilo No Puede RomperseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora