Me sentía mal por mí misma. Porque una pequeña parte de mí sí que había imaginado que él, podría sentirse levemente atraído por mí. Es decir, se había comportado de tal manera que la mente tuviese libertad para pensar tal cosa.
Me sentía traicionada por mí misma, porque había caído de nuevo en lo mismo. Me había prometido a mí misma que no iba a volver a pasar por eso. Que no iba a dejar que la ilusión se apoderase de mí cuando un chico se portase bien conmigo. Claro que falté a mi promesa, otra vez.
-No, claro que no-Le dije escondiendo mi cabeza entre los mechones de pelo que dejé escapar.
-Bueno...¿Entonces vas a venir a mi pelea?-Me preguntó cambiando de tema.
Internamente le agradecí que esquivase esa conversación tan vergonzosa.
-¿Cuándo es?
-Dentro de dos días-contestó encogiéndose de hombros.
-Está bien.
Terminamos de desayunar en silencio. No me apetecía hablar más con Ian. En realidad lo único que quería era meterme en la cama y dormir lo que quedaba de día. Pero tenía que hacer los trabajos de clase, ya que estábamos a domingo.
Cuando terminamos de recoger todos los platos que Ian había empleado para hacer el desayuno y habíamos manchado tomándolo, me agradeció el haberle dejado quedarse en mi casa y se fue.
Antes de que me diese cuenta, eran las tres del mediodía, así que me preparé un poco de pasta y comí, para ponerme cuanto antes a hacer todos los deberes con los que iba retrasada.
Fregué los cacharros y me encaminé a mi habitación. Recogí todo lo que estaba tirado por el suelo y tras observar las fotos de la caja, la volví a guardar en su sitio.
-Bien, vamos a ello-
Estuve alrededor de cuatro horas haciendo trabajos y ejercicios que debían estar listos para el día siguiente. Un mensaje llegó a mi teléfono en el momento en el que terminé de ponerme el pijama.
"Oye, mañana paso a buscarte y vamos juntas a clase. Tienes algo que contarme".
Era Alex, quien se aprovechaba la mayoría de los días de su hermano mayor para que la llevase a clase. Y claro, como yo era casi una más de la familia, en ese coche siempre había un sitio con mi nombre.
"¿Qué es lo que tengo que contarte exactamente?" Contesté, inquieta por saber su respuesta y aturdida por la pregunta.
"Oh vamos. Me dirás que Ian no se pasó ayer por tu casa, ¿verdad?"
"¿Y tú como sabes eso?"
"Verás... Yo también tengo algo que contarte" "Pero mejor mañana nos contamos todo. Te quiero Vale, nos vemos en unas horas"
Ese fue el último mensaje que recibí de mi amiga. Miré el reloj y me habían dado las nueve de la noche haciendo todos los trabajos. Me fui a duchar y me relajé bastante.
Al salir del cuarto de baño vi la habitación de mi hermano al final del pasillo. No pude evitar acercarme y abrir la puerta. Ver la cama bien hecha como si la noche anterior nadie hubiese dormido en ella. Decidí entonces que esa noche dormiría entre las sábanas de mi hermano. Cuando me arropé y cogí postura, el olor que había dejado el cuerpo de Ian llegó a mis fosas nasales, mezclado con el aroma de mi hermano.
No tuve mejor somnífero.
-Puta alarma...-Susurré con la boca seca y los ojos entreabiertos mientras apagaba el cacharro que se había dedicado a despertarme.
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EXCHANGE #PGP2018
Teen Fiction-Vas a arrepentirte de haberme conocido-suspiró contra mis labios, acunando mis mejillas en sus manos y limpiando las lágrimas que corrían a través de ellas. -No podría arrepentirme de la mejor decisión de mi vida-dije acortando la distancia y sacia...