IX

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No le temí­a. No tenía miedo de que me pusiese una mano encima, más que nada porque confiaba en él y confiaba cuando me decía que jamás podrí­a hacerme daño. Tenía miedo de que se saliese de control, de que hiciese alguna estupidez con ese carácter de mierda que lo caracterizaba y que tuviese que aceptar algunas consecuencias nada buenas.

Tení­a miedo a que de alguna manera se separase de mí­, pues en lo poco que le conocía me había dado cuenta de que tenía una especie de necesidad de encontrarme cerca de él. Le necesitaba conmigo, necesitaba que se encontrase cerca.

-De todos modos... Aunque haya razones, no creo que la violencia sea la manera de arreglar las cosas Ian. No sé qué te habrá dicho ese imbécil para que actúes así, pero estoy segura de que no era como para casi matarlo a golpes-Le dije tragando duro y mirándole fijamente. La ira iba recorriendo su mirada-imagí­nate que carga en tu contra, devolviéndote cada golpe, no sé Ian, pero joder, no puedes actuar así, no... No puedes hacerme esto-Me encogí­ de hombros ante su fija mirada mientras poco a poco me dejaba caer en el suelo.

Ian se acercó a paso lento, sin separar en ningún momento sus ojos de los míos.

-No puedo prometerte nada Vale... Pero intentaré controlarme, ¿está bien?-Me dijo mientras apoyaba su mano en mi mejilla y la acariciaba con una delicadeza impropia de él-No sé qué es lo que me estás hacienda Vale pero...Me asusta-Y apoyó su frente contra la mía mientras cerraba los ojos y soltaba un suspiro.

Mi respiración comenzó a acelerarse de tal manera que mis manos comenzaron a mojarse a causa del sudor, por impulso propio llevé mis manos a su nuca, intentando acercar un poco más nuestros rostros. Me invadió una necesidad de besarle, de sentir cada centímetro de su cavidad bucal y podía sentir el mismo sentimiento por su parte. Sin siquiera tocarnos ambos ahogamos un pequeño jadeo por la proximidad entre nuestras bocas. Aun con los ojos cerrados y sin querer abrirlos, me acerqué un poco más, con cuidado por su reacción.

Un estruendo nos alejó a ambos, abriendo al mismo tiempo los ojos. Alex y su acompañante habían entrado en la habitación y habían interrumpido el momento en el que í­bamos a besarnos.

El color rojo se apoderó de mis mejillas mientras el calor subí­a a las mismas al darme cuenta de lo que estuvimos a punto de hacer. Ian no se separó de mi lado.

-Tenemos que marcharnos, ahora-Avisó Logan, mientras le lanzaba al tatuado una camiseta.

-¿Qué pasa?-Preguntó el mismo mientras se la colocaba.

Logan dirigió una mirada hacia Ian y al parecer este le entendió, puesto que su postura agresiva volvió a él, su mirada se oscureció y la vena de su cuello comenzó a marcarse, señal de que no pasaba nada agradable.

-Nos vamos-Me dijo duro Ian, mientras agarraba mi mano y me empujaba hacia la salida.

Le seguí­ sin rechistar, no sabí­a qué era lo que pasaba. Intenté cruzar la mirada con Alex, buscando respuestas en mi amiga, pero ella se encontraba tan desconcertada como yo.

Ian salió por un pasillo diferente por el que entramos, parecía seguro pero se notaba que se encontraba tenso ante la situación. No quería decir nada puesto que si decía algo lo más probable era que desatara la furia que se guardaba en él.

Poco a poco nos fuimos acercando a una pesada puerta de metal que Ian abrió sin esfuerzo alguno. Salimos y la oscuridad salpicó a las calles, la poca luz que se desprendía de los callejones era suficiente para saber por dónde pisábamos. Me encontraba intranquila pues apenas podían verse las figuras que se encontraban frente a nosotros, pero la mano de Ian no soltaba la mía, lo que me daba algo de calma y seguridad.

EXCHANGE #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora