II

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'Princesita quien yo te diga, capullo' pensé para mis adentros. Estuve a punto de dedicarle esas bonitas palabras, pero algo de él me decía que no debía involucrarme demasiado con Ian, quizá era mi esculpida educación de no decir malas palabras, o puede que todo lo que provenía de él gritara peligro.

Su apariencia daba a entender que era una de esas personas que era mejor tenerlas lejos.

Todo el cuerpo tatuado tenía. ¡Incluso la cabeza! ¿Quién demonios en su sano juicio se tatúa la cabeza?

Además de sus tatuajes oscuros y grandes que hacían temerle, su apariencia física también ayudaba. No era normalito, no. Estaba bastante musculado.

Su mirada era fría y calculadora con todo el mundo, al menos con todo aquel que se había acercado esa noche a saludarle.

Los chicos volvieron con nuestras bebidas.

-Lo siento Vale, -me dijo Jace-pero el barman no da vasos de agua.

-Uhm, está bien. Beberé un refresco entonces-dije más para mí y,decidida a levantarme para ir en busca de mi refresco, la voz de mi nuevo amigo y  la risa de Ian hicieron que no siguiera con mi camino.

-Tampoco dan refrescos, lo siento-dijo apenado-sólo sirven alcohol, así que te he traído lo más suave.

Jace acortó la distancia que había entre nosotros y me dio un vaso rojo con un líquido negro dentro.

-Es vodka-aclaró el tatuado cuando se percataron de mi cara de confusión.

No había probado mucho alcohol en mi vida, quizás alguna cerveza con los amigos, pero poco más.

-¿Qué pasa, que la princesita no quiere emborracharse, o es que sus papis no le dejan tomar más tarde de las diez de la noche?

Su mirada burlona, hizo que una corriente de valentía corriera por mis entrañas, con el propósito de desafiar las palabras de ese idiota.

Así que cogí el vaso rojo y lo llevé a mi boca, bebiendo de un solo trago todo el contenido.

He de decir que su sabor era bastante agradable, dulce, y eso me gustaba, pero joder, ardía como mil demonios en mi garganta.

El efecto no tardó en llegar, y más a mí, que no estaba acostumbrada, porque no me dio tiempo siquiera a pensar en las próximas palabras que diría:

-Voy a por otra.

Y así, me levanté y me encaminé hacia la barra, traspasando la gran sala de baile y chocándome con incontables energúmenos que saltaban de un lado a otro, empujándome y dificultándome el camino hacia la barra.

Cuando por fin logré sentarme en una de las sillas que se encontraban ahí, tuve que esperar a que el camarero me atendiese.

-Hola guapa, ¿qué te apetece?-Preguntó con mirada pícara.

Era guapo. Y tanto que lo era, pero no tanto como Ian. Espera, ¿Qué? ¿Acababa de decir que Ian me parecía guapo? Mierda, el alcohol había hecho efecto en mi organismo.

-Algo más fuerte que vodka-le dije fijándome más en sus rasgos.

-Eso no es difícil muñeca-me sonrió y se dio la vuelta para comenzar a mezclar bebidas.

Minutos más tarde puso una bebida frente a mí y sin pensarlo dos veces le pegué un trago, me despedí del camarero guapo y decidí meterme entre la gente en busca de mi amiga perdida.

Cuando quise darme cuenta, ya había terminado mi bebida y seguía sin encontrar a mi amiga, así que volví a donde el camarero.

-¿Otra vez por aquí?-Me preguntó en cuanto me vio, enarcando una de sus espesas cejas, característica que lo hacía demasiado atractivo.

EXCHANGE #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora