Tinieblas

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Aún recuerdo ese día de tinieblas en el que vi tus manos sobre la vereda de ese puente, esas lágrimas que corrían por tu bello y tierna piel, esos labios rojos que podían encender mi alma y hacerla enloquecer.

Aún recuerdo ese beso apasionado que me llevó al otro lado, esas palabras dulces que me decías, esas caricias que me dabas cuando yo te necesitaba, aún extraño tu piel, tu cuerpo, tu inteligencia inigualable, extraño tanto ese abrazo de despedida que me diste y que me decía que nunca más regresarías, fuiste ese alguien especial que marcó mi vida y que nunca dio una salida, fuiste ese alguien que culmino  mis heridas y las hiciste tuyas, y yo te hice mía, mía porque no quiero que seas de nadie más, mía porque así siempre te sentí.

Un rayo de sol iluminó tu rostro en los cuales pude ver el color miel de tus ojos, esos ojos que me inspiraban a pecar, fuiste noche y día en mi vida, te ame  y te odie el mismo día, ese día que ya no volviste.

Tu mi vida, tu la única, siempre fuiste tu alma mía, vida mía, te fuiste y me destrozaste, no me dejaste salida que olvidar mis sentimientos y volverme solitaria, volverme fría, ser como ellos, los que ya no aman, ser esos que solo trabajan, sin sentido, con angustias y agonías. 

Te amo, te amo y no lo puedo evitar, soy tonta al pensar que volverás al mismo lugar, ese lugar en el que te despediste, al mismo puente, el mismo día oscuro cubierto de tinieblas, el mismo día ruin en el que lanzaste y no volviste más.   

Te marchaste, huiste de mis brazos, te alejaste de mis labios, te odio pero te amo...

Una Escritora FrustradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora