4. Perras lindas.

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–venga Camille, sí no saltas nos descubren–susurró Alissa.

–¿y si me rompo un pie?–preguntó.

–Bueno te lo rompes, luego te llevamos a la clínica–dije y su cara fue épica–no hagas líos Camille, salta o te quedas.

–Sí no me atrapan les corto las tetas, y fíjate tú que ese es un buen atributo tuyo–exclamó señalándome.

Saltó con los ojos cerrados, chillando un poco, y cayó directamente en nuestros brazos. Le pegué dos veces en la cabeza diciendo que estaba en mis brazos, sana y salva.

–Gracias por decir que tengo buenas tetas, hermanita–murmuré y caminé moviendo las caderas.

–Ya déjense de estupideces–exclamó Alissa–llamaré a Jack para que nos recoja, y traerá amigos.

–¿Acaso sabías que nos íbamos a escapar?–preguntó Camille.

–Siempre lo hacemos Alex y yo, tu te unes al clan, le iba a decir a Alex sí quería salir, ella obviamente diría que sí. Y bueno, aquí estamos. Por cierto, Jack dice que estará aquí en quince minutos.

Y esos quince minutos parecieron interminables, mis hermanas estaban ambas con el celular y yo miraba como los autos pasaban y pasaban, intentando descifrar si alguno era de Jack. Hasta que un gran auto negro se paró en frente de nosotros, y Jack se bajó desde el asiento de piloto a saludar a su novia.
Mientras nosotras vivíamos en Londres, Jack había ido a un intercambio, y ahí se conocieron. Se enamoraron, y ambos sabían que en algún momento se iban a distanciar, y, mágicamente su relación a larga distancia había funcionado.
Alissa pegó el grito al cielo cuando se enteró de que veníamos a Los Ángeles, y su reencuentro en el aeropuerto fue hermoso, lista de las cosas que no me pasan ni me pasaran.

–Y vienes con compañía–miró a Camille–Hace mucho que no te veía Cam, sigues igual de fea–mencionó–Alex–me guiñó un ojo–Muy bien mi amor–la tomó de la cintura–Vámonos–pronunció en español.

Caminaron hasta el auto y Jack hizo bajar a un chico que iba adelante. Tomé a Camille del brazo ya que la veía un poco tímida, y le llevé al auto.

–Tranquila Cam, luego te acostumbrarás–palmee su hombro–mira, el es Tyler–señalé a un chico rubio, y el saludo a Camille con la mano–Jacob–asintió con la cabeza–Austin–toqué su brazo–Madison–dije señalando a la castaña–habla solamente con ella hermanita, todas las otras son zorras–Camille rió–y Thomas.

–Por suerte no tenías amigos, Alex–ironizó Cam.

–Hmh, en la escuela nadie es mi amigo. Todos los días son infiernos, y los estúpidos que se burlan de el acento. '¿Eres británica? Habla como la reina Isabel.' ¿Iris britinici? Hibli cimi li riini isibil, ugh, idiotas–bufé molesta.

–Pero hey, yo voy en tu escuela–Madison giró la cabeza hacia nosotras–las perras también pero, tú sabes, nadie las quiere. Osea, ninguna chica, es que...ugh, es inexplicable, son lindas, pero son perras.

–Ellas deberían dejar de ser lindas, y ser solo perras. Ya sabes, esa belleza debería ser mía.

–Tu no eres fea–dijo Jack girándose.

Alissa lo golpeó en la cabeza.

–Pero no eres mi tipo–finalizó.

El auto paró minutos después, y Tyler batalló con Jacob para ver quién salía primero. Ambos terminaron en el piso, uno arriba del otro. Que risa, o más bien, ¡QUE HERMOSA PAREJA DE CHICOS QUE ESTÁN DESTINADOS A ESTAR JUNTOS, MI ALMA Y CORAZÓN LOS SHIPPEA!

Entramos al lugar hablando y riendo, el ambiente era divertido y me sentía bastante cómoda. También me di cuenta de que Camille no estaba incomoda, de echo, me dijo que lo estaba disfrutando.

–Chicos–Jack llamó la atención de todos–Invité un amigo, y pues, ya está aquí. Las chicas seguramente no lo conocen pero chicos, ustedes sí.

Un castaño salió de detrás de Jack con una sonrisa que se transformó en una mueca al verme.

–No puede...–dije.

–Ser–completó sonriendo–Hola, chica sexy.

–Hola, chico violable–sonreí de lado.

/Beautiful Kind/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora