Nadie avisa a la chica que ha sufrido un accidente, nadie le dice que todos los que la saluden por la calle le parecerán extraños. Nadie dice que tendrá ganas de llorar. Nadie le dice que no recordara donde vivía con su pareja. Nadie le comentara de qué color eran las colchas en las que se acurrucaba cada noche. Nadie le dijo nada.
Luis -¿Sabes qué?- dijo el con una sonrisa tímida. –Una vez creí que solo las personas guapas podrían sentir amor y en ese entonces también creía que era la persona más fea del mundo.
-Eso es una tontería- dije yo.
Luis –Una castaña un poco más bajita que yo me beso. Y entonces comprendí todo. Que lo de las historias bonitas solo les pasa a las personas bonitas era mentira.
-Tú no eres feo- dije
Luis –tu tampoco eres fea.- dijo el con una sonrisa en la cara
-Supongo que me debo alegrar por su cumplido.
Luis –Supone bien señorita McLane.
Y en ese mismo instante decidí que ese chico me agradaba como persona, que me gustaba su media sonrisa y sus tejanos gastados. Me gustaba su pelo alborotado por el viento y me gustaba su tono de voz. Me gustaba él.
-¿Puedes aclararme algunas dudas?
Luis –Claro, pregunta.
-¿Por qué no acabe estudiando en la universidad?- dije.
Luis –Lo hiciste. Universidad de Chicago. Aula 27, segundo piso.- dijo recitando de memoria. –Te gustaba escribir, te apuntaste a ese curso de escritores y acabaste sorprendiéndome tanto como a ellos.
-¿Escritora?- dije. – ¿Existe una carrera para eso?
Luis –Existe, Chicago lo tiene todo.
Y me sorprendía, me gustaba. Desde pequeña había escrito historias, me había gustado ver a la gen te leyéndolas mientras yo sentía mariposas en el estómago, me había sorprendido y había aprendido de temas tabúes –como el sexo- entre libros.
Pero esos no eran los sueños que tenían mis padres para mí, esas no eran las expectativas que yo esperaba dar... eso no era lo que ellos querían. Ellos me habían dicho que me tenía que formar bien, que tenían que ser una economista, un médico de calidad a una profesora en algún colegio privado en donde mi salario fuera tan alto como el de Juan Luis, quien esperaban que fue mi marido.
-¿Qué paso con mi relación con Juan Luis?- dije.
Luis se tensó, su espalda se marcó en la camiseta de color claro que llevaba puesta, su cara cambio y de golpe esa sonrisa juguetona desapareció de su rostro.
Luis –Es mejor no hablar de él.- dijo.
-Ha venido a casa, ha reclamado un amor que recuerdo por él y que no recuerdo por ti. Estoy intentando saber por qué te amé, porque te tengo que amar y por qué no le tengo que amar a él.
Luis –Una noche se propaso contigo, se puso pesado y te tuve que separar de sus brazos. Ahí fue cuando nos conocimos.- hizo una pausa –Juan Luis era el novio que tus padres querían para ti, era guapo, trabajaba en el campo de golf de su padre y era uno de los directivos con tan solo 19 años y sabes que era yo? Yo era mecánico. Cada día pasaba a verte en la universidad con la esperanza de que pasara algo pero no fue así. Empezaste a salir con Juan Luis cundo tu padre hizo tratos con el suyo y te olvidaste de mí. Pasaron seis o siete meses hasta que acudiste a mí, me llamaste. Te recogí en una gasolinera y me pediste que condujera hasta que te aclararas las ideas y así lo hice.
Y parecía tener lógica. No recordaba a Luis. Recordaba a Juan y podía sentir algo por el.
-¿Y que paso después?
Luis –Paso lo que tenía que pasar. La chica necesitaba huir por algo, necesitaba respirar y llamo al único que no la había juzgado nunca. Lo llamo y lo hizo conducir miles de kilómetros mientras ella comía galletas compradas en la gasolinera y lloraba porque el mundo se le caía encima
-Pues que chica más tonta- dije sonrojándome.
Luis –Pues te puedo asegurar que esa chica era, y será la más lista que yo he conocido.- dijo –A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco, mi abuelo siempre decía, que si alguien quiere seriamente forma r parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella. No se cómo lo hiciste tu pero apareciste en mi vida cuando más lo necesitaba.
-Que te pasaba a ti?- pregunte.
Luis –Drogas- dijo. Me horrorizo la palabra.
-Cómo?- dije sin entenderlo
Y es que casa uno tenía un problema distinto en su vida. Yo no recordaba cual había sido el mío pero él lo sabía a la perfección. El conocía perfectamente nuestros demonios y necesitaba que el chivo de ojos chiquitos me contara hasta el último secreto que le había confesado.
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Volver♛ -Luis Coronel
Fanfic¿Que pasaría si perdieras tus recuerdos? ¿Que pasaría si no recordaras a ese chico que te llevó al altar? ¿Que pasaría si el te leyera los últimos 5 años de tu vida? Esta es la historia de una chica que no podía recordar y de un chico que quería que...