8: ❝Me derrito❞

99 6 0
                                    

Fue incomodo pedirle que me llevara a casa después de haber estado con él... después de insistirle con que no me podía quedar con él decidió llevarme mientras decía

Luis –Debes decirles ya a tus padres que debes estar conmigo- dijo dándome una camisa de cuadros que había sido mía.

-Luis, correr no le viene bien a nadie- dije mientras abrochaba los botones.

Luis –Te quiero aquí- dijo él señalando nuestra cama mientras desabrochaba los botones que había abrochado antes.

Empezó a besarme el cuello.

-Otra vez, campeón?

Luis –Solo una- se quejó.

No teníamos tiempo, sabía que la controladora de mi madre le estaría dando un ataque de nervios al no verme en casa.

-Es tarde- dije. Le había cortado el erotismo al momento pero sabía que ahora mi madre me controlaría más que nunca, era su momento.

Luis –Te devolveré a casa, como cuando tenías 17.

Seguro que me había devuelto a altas horas de la noche y mis padres me habían reganado pero, como tenía 17 los habría ignorado y seguro que había pensado en lo guapo que era mi nuevo novio. Seguro que había sido genial.

-Puedes volver a llevarme a tomar Mocca barato en esa cafetería del parque?- pregunte distraída, Luis no contestaba.

Cuando lo mire lo vi totalmente quieto, pálido. Se le estaba formado una sonrisa en la cara y no sabía que había dicho para causar tal reacción.

-Qué pasa?

Luis –Tú... tú no deberías acordarte de eso ____, te has acordado-

Me había acordado. Había recordado una cosa minúscula, un hecho irrelevante que estaba cambiando el momento actual, me había acordado.

Corrí hasta él y me tire a sus brazos, estaba demasiado feliz.

-ME EH ACORDADO!- grité.

Luis –Vamos ya por ese café cariño, vamos- dijo el con una sonrisa.

No recordaba las mesas en la terraza pintadas de colores claros, ni tampoco la valla blanca que rodeaba la terraza de aquel parque.

Luis se acercó al mostrador y se puso a hablar con la rubia que atendía los pedidos.

Luis –Un Mocca y un café solo, por favor.

Cajera –Claro- dijo ella algo tímida- serán 4 dólares.

Me senté en la terraza y espere a que saliera con los dos cafés.

No podía recordar ese lugar pero recordaba que habíamos estado ahí, juntos. Eso era un gran paso.

No podía dejar de pensar en lo que había pasado anoche, tal vez había sido un error correr tanto pero había sido estupendo.

Luis Coronel no solo era un buen "marido" sino que también era un buen amante en la cama.

Con una mirada intimidadora, Luis se sentó delante de mí y me mostró su mejor sonrisa

Luis –Ayer, antes de vernos me llamaron de la base militar situada en Alemania.

Cómo? Lo habían vuelto a reclutar? No podía ser.
-No me digas que te tienes que ir Luis, no me digas eso porque nadie me está aclarando nada, nadie me ayuda y solo tú has estado ahí.

Luis –He denegado esta salida, estaré aquí unos días más a no ser que me sea obligatorio ir. He presentado tus papeles del hospital y saben que tengo que estar contigo aquí. Espero que no me llamen mis superiores, como el General Carrillo tendré que asistir.

Estaba dejando el trabajo apartado por mí, estaba preocupándose y cuidándome.

-Crees que podrás venir a cenar mañana?

Luis –No creo que a tus padres les apetezca verme.

-A mí me apetece verte.

Eso hizo que me mostrara una de sus sonrisas, segundos después dijo...

Luis –Pregúntalo en casa, ahora para ellos eres como una niña pequeña así que tal vez deberías pedir permiso.

Era verdad, me sentía como una adolescente saliendo con un chico mayor al que sus padres no querían ni ver.

-Me siento como una ninja de 14

Luis -Eso no sería ilegal?

-Creo que a partir de los 16, si la chica quiere... puede salir con quien quiera. Yo quiero salir contigo.

Luis –Eso me gusta- dijo con una sonrisa.

-Hoy está sonriendo mucho, señor Coronel.

Luis –Por ti- dijo

Me derritió.

Volver♛ -Luis CoronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora