Volver♛ -Luis Coronel

7: ❝Siempre hemos sido tan cursis?❞

Nadie te advierte que el día siguiente sufrirás un accidente lo suficiente fuerte como para no acordarte de nada. Nadie te dice "apunta esto en una nota porque, tal vez, nunca más lo recuerdes." Y juro que nadie me dijo nada. Nadie me advirtió de que esa sería la última llamada suya que recibiría sabiendo quien era él.

Había empezado con un "hola cariño" y termino con un "sabes que te..." sin llegar a decir ese último Quiero.

Pero él seguía intentándolo, seguía queriendo escuchar el "te quiero" entero por parte de la que era su mujer.

Luis –No llores, encontraremos la manera de poder recordar todo.

-Voy a tropezar y caer de nuevo Luis, no voy a poder- dije desesperada.

Se sentó en un mullido sofá en el que apetecía acurrucarse viendo películas de acción, su mano dio dos palmaditas a la tela de color claro y con ese gesto me invitó a sentarme a su lado.

Luis –No voy a dejar que pase eso- dijo él.

-No sé cómo escribir- dije yo.

Luis –Yo tampoco, pero tal vez podría hacer algo. Tú escribías sobre nosotros la mayoría de las veces. Y no, no empezaría con el típico "erase una vez", porque tú no eres una vez, tú eres todas las veces.

-Un chico y una chica, una chica que no recordaba nada- dije. –Una chica que quería recordarlo todo.

Luis –Un chico que quería que dejaran en paz a su chica- dijo él.

Reímos a la vez.

-Siempre hemos sido tan cursis?- pregunté.

Luis –No, nos acostamos a la segunda cita- dijo él.

-En serio?

Luis –Tú no eres fea

-Usted tampoco es nada feo señor Coronel

Luis –Lo hicimos en el viejo Mustang de mis padres- dijo él riendo.

-Estas bromeando?

Luis –Con canciones de John Mayer de fondo- dijo él riendo.

-Nada como un poco de Soul para el primer polvo- dije yo riendo.

No lo recordaba pero seguro que habría sido genial. Seguro que él me había metido en su coche y había puesto John Mayer porque sabía lo mucho que me encantaba su voz.

-Tienes algo de comer?

Luis –Recuerda que es nuestra casa, cariño.

El chocolate desecho con palomitas no estaba nada malo, al contrario. Según Luis ese era uno de mis postres favoritos y no le llevaba la contraria.

Luis –Tienes ahí una mancha- dijo él.

-Dónde?- pregunté acercándome a él.

Luis –Aquí- frotó el dedo contra mi labio inferior.

Estábamos demasiado cerca, demasiado conectados. Sentía sus ojos mirando aun a mis labios, sentía su respiración chocando mi piel.

Uní mis labios con los suyos tomando yo la iniciativa. No era nunca de tomar iniciativas pero sabía perfectamente que él me respetaba demasiado como para lanzarse en esa situación.

Tome impulso y me senté sobre sus piernas, accediendo mejor a su boca y agarrando algunos mechones de su pelo con las manos mientras él metía las manos debajo de mi blusa.

Luis –Quieres?- Pregunto él.

-Si- dije entre jadeos.

Me estaba desabrochando los pantalones delante de la cama de matrimonio cuando sentí un:

Luis –Vas muy lenta, nena

Él ya se había desprendido de su ropa hacia minutos y ahora me estaba sacando la mía con prisa.

Luis –Ven aquí, te voy a recordar que eres mía- susurró.

Y no es que me gustaran los chicos posesivos pero sentía la lujuria y el cariño en sus palabras, sentía la necesidad que nuestra unión.

Me tumbo en la cama con los labios en mi cuello, bajando lentamente hacia mis pechos y deteniéndose en cada uno de ellos para adorarlos a su manera.

Luis –Extrañaba demasiado esto- dijo él.

-Recuérdame como era, como hemos sido.

Y lo hizo, claro que lo hizo. Primero se detuvo con movimientos lentos, recordándome que estaba demasiado apretada por culpa de los meses transcurridos sin él y cuando pudo encontrar la forma exacta de hacerme disfrutar avanzo con movimientos rápidos y caricias dulces.

Luis –Estas muy apretada- dijo él.

-Tal vez te estaba esperando.

Luis –Vuelves a convertirte en una cursi- me recordó –y no sabes lo que me gusta.

Y entre sábanas revueltas y pies descalzos, la chica que no recordaba y el ex militar olvidado se reencontraron de la mejor forma.